Turismo



ISLAS PARADISÍACAS

El Túnel Beihai, en el Islote Dongyin del Archipiélago de Matsu, fue utilizado por los militares para atracar en la playa.

Bañadas por las aguas del Estrecho de Taiwan o el Océano Pacífico, las isletas adyacentes a Taiwan son un paraíso desconocido y lugares perfectos para el sosiego y el contacto íntimo con el mar y la naturaleza.
Matsu
El Archipiélago de Matsu se llama así en honor a Matsu, la diosa del Mar. Aquí se encuentra el famoso Templo Tienho, o Templo de la Emperatriz del Cielo, dedicado a la diosa, donde se guarda un sarcófago sagrado con vestigios de Matsu.
Matsu es un archipiélago menor compuesto de 19 isletas, administradas por el Distrito Lienchiang. Ubicado en el Estrecho de Taiwan, a poca distancia de China continental, sus cinco isletas más importantes son Nangan, Dongjyu, Sijyu, Beigan y Dongyin; otras menores incluyen Liang, Gaodeng, Daciou y Siaociou.

Una gran variedad de aves migratorias habita en Matsu. El Santuario de Aves de Matsu cuenta con más de ocho áreas ecológicas, donde se protegen más de 30 especies de aves marinas.

Uno de los atractivos principales de Matsu son sus edificaciones de piedra al estilo fukienés oriental.

Con apenas 29 Kms2, su atmósfera es un lugar privilegiado por su tranquilidad, muy buscada por aquellos que desean hallar inspiración –un sitio ideal para sentir realmente el mar.

Su clima cambiante dificulta el transporte; no obstante, de allí deriva también su aura de misterio y encanto.

Isla de las Orquídeas
Es una isla volcánica ubicada en el Océano Pacífico a 91 kilómetros del sudeste de Taitung en la Isla de Taiwan.

ISLAS PARADISIACAS-1 Una vista panorámica de la Roca del Hombre Viejo en la Isla de las Orquídeas. La isla de origen volcánico cuenta con ricos recursos naturales, y es el hogar de la tribu yami.

En sus 48,38 Kms2 de extensión, la Isla de las Orquídeas posee ricos recursos naturales y especies raras. Sus habitantes dependen en gran parte de la pesca del pez volador y las cosechas de malanga, ñame y mijo.

La Isla de las Orquídeas es el hogar de los aborígenes de la tribu yami, cuyo patrimonio cultural isleño es un tesoro de la nación. Los aborígenes yami llegaron a la isla desde el Archipiélago Batán de las Filipinas hace 800 años. Los yami no hacen espectáculos para los turistas, sino que siguen sus tradiciones y su manera de sobrevivir. Celebran ceremonias relacionadas con la pesca, la construcción de embarcaciones y las cosechas.

Un vistazo a esta bella isla impregnada de antiguas tradiciones aborígenes transportará a los visitantes a otra dimensión. Para llegar a la Isla de las Orquídeas, se encuentra disponible el transporte marítimo o aéreo.
Quemoy
Al mencionar Quemoy, se piensa en turismo, paisaje, cultura y sobre todo, tranquilidad. Quemoy, conocida también como Kinmen, fue una reserva militar por lo que su desarrollo se vio limitado. Hoy día es un destino turístico popular, famoso por sus aldeas tranquilas, arquitectura antigua y playas hermosas.

ISLAS PARADISIACAS-2 Las conservadas edificaciones de estilo tradicional fukienés se encuentran diseminadas en caseríos por todo Quemoy. Su belleza y significado histórico son un importante atractivo para los turistas. 
Quemoy fue declarado un parque nacional en 1995, a fin de salvaguardar los sitios históricos, especialmente los relacionados con la guerra, así como la ecología de sus islas.

Este pequeño archipiélago del Estrecho de Taiwan está formado por Quemoy o Quemoy grande, Quemoy Pequeña y otros islotes. Así como Matsu, se encuentra muy cerca de China continental. Con una extensión de 150,34 Kms2, los visitantes pueden disfrutar de todo el esplendor de la isla, sol, playa, rica historia y una diversidad de actividades recreativas y deportes acuáticos.
Isla Hsiao Liuchiu
Los amantes del mar convertirán su sueño realidad en este edén lúdico del Estrecho de Taiwan. Esta minúscula isla coralina, a poca distancia del Distrito de Pingtung en Taiwan, ha sido descrita por muchos como un paraíso en el mar.
ISLAS PARADISIACAS-3 La Roca en forma de Florero, se conoce como el ángel guardián de Hsiao Liuchiu, una formación coralina de nueve metros de alto. Entre sus fisuras, crecen hierbas y plantas con flores. 
Con una extensión de 4 Kms de longitud y 2 de ancho, cuenta con una serie de maravillas: playas con aguas cristalinas, extrañas formaciones coralinas, arquitectura tradicional, templos y magníficos restaurantes de mariscos.

En Hsiao Liuchui hay dos cuevas famosas: la Cueva del Espíritu Negro y la Cueva de la Bella. La pequeña isla cuenta también con 38 templos, el más importante es el Templo Piyun, dedicado a Kuanyin, la Diosa de la Misericordia.

Sólo hay una manera de llegar a Hsiao Liuchiu desde Taiwan –a través de un viaje en bote, de alrededor de
30 minutos de duración desde el Puerto de Dungkang, en el sur de Kaohsiung.


 LA ISLA CON MUCHOS NOMBRES
La Isla Verde era un lugar misterioso para los residentes de la propia isla de Taiwan, pero se ha convertido rápidamente en un popular destino turístico.
La diminuta Isla Verde es un lugar donde los turistas pueden relajarse y meditar sobre el pasado de Taiwan.
Una mañana a finales de julio, el ferry, con aire acondicionado, baja la velocidad a medida que se acerca a un islote a 33 kilómetros de la costa sudeste de la isla de Taiwan. Ya casi al final de los 50 minutos en barco desde el Puerto Fugang en la Ciudad de Taitung, muchos turistas a bordo se pusieron sus sombreros, lentes de sol y hasta camisas de manga larga. Las mujeres jóvenes sacaron lociones para protegerse del sol y sombrillas plegables de sus bolsas, preparándose para atracar en un pedacito de tierra que se llamaba antes la “Isla en Llamas” de Taiwan. En la distancia, la forma de la Montaña en Llamas atrae la atención, alzándose detrás del puerto. Aunque sólo cuenta con 281 metros de altura, la Montaña en Llamas es el punto más alto de la isla, y su puerto en la costa occidental es el único del lugar.



La Isla en Llamas se llamó así por varias razones —una fue el incendio que acabó con la isla hace cientos de años. No obstante, el calor que hace allí en verano no es una de las razones. Otro apodo por el que se conoce es “Isla del corazón de pollo”, obviamente por la forma de la isla. Pero, Isla en Llamas es el nombre antiguo de la isleta volcánica, que luego en 1949 recibió el nombre de Isla Verde, o Lyudao en mandarín, y que actualmente es uno de los principales destinos turísticos de Taiwan.
Después que los turistas llegan al embarcadero, la mayoría se sube a motonetas alquiladas —la renta por día es de NT$300, o US$10— y se dirigen a la única estación de gasolina de la isla para cargar combustible, y luego registrarse en sus hoteles o posadas. La mayoría de estos alojamientos se encuentran en las zonas noroeste y norteña de la isla. Muy pocos turistas eligen el microbús público, que pasa cada hora por la carretera principal de 20 kilómetros de longitud dando la vuelta por la isleta. En una motoneta —el principal medio de transporte tanto para locales como turistas en la Isla Verde–se puede viajar convenientemente y disfrutar mejor la sensación de la brisa, especialmente al atardecer cuando ya no hace tanto calor.

La mayoría de los visitantes se queda una noche en la pequeña isleta, que cuenta con un área de sólo 16,2 kilómetros cuadrados. La isla tiene una población censada de aproximadamente 3.000 habitantes, aunque el número de residentes permanentes es mucho menor. Gran parte de los visitantes pasean por la carretera principal que da la vuelta a la isleta a lo largo de la costa. La Isla Verde es famosa por sus formaciones rocosas costeras, comunes también en otras islas aledañas. Aquí no viven muchos aborígenes. Aunque en el pasado los aborígenes ocuparon la Isla Verde, ahora la mayoría de los habitantes son de origen chino han, quienes se han trasladado paulatinamente desde principio del siglo XIX, y la mayoría de los aborígenes que vivía allí se reubicó a la cercana Isla de las Orquídeas o la propia Isla de Taiwan.

Sitios para ver
Si desea ver lugares tales como la villa en Youzihu es necesario un paseo por las carreteras secundarias. A orillas de una ensenada en la costa nordeste, la pequeña villa estuvo habitada hasta los años ochenta, cuando el último residente se trasladó a zonas más pobladas en la isla o al mismo Taiwan. El paisaje desolado, con viviendas de piedra abandonadas, dispersas a lo largo de la costa, crea un ambiente especial. Los visitantes pueden sentir el paso del tiempo al pasear entre las viviendas abandonadas que están en ruinas.

Casi todos los visitantes van al faro, un sitio famoso en la isleta, ubicado en el extremo noroeste. La imagen de esta estructura blanca de 33 metros de alto, con el cielo y el agua azul del Océano Pacífico como un telón de fondo, es impresionante, igual que su trasfondo histórico. Una embarcación estadounidense, con 780 pasajeros y tripulación a bordo, se hundió en las afueras de la costa norteña de la isla en diciembre de 1937. Como agradecimiento a los locales por los esfuerzos de rescate que salvaron a todos lo que iban en el barco, y para mejorar la seguridad de navegación en el área, el gobierno estadounidense financió la construcción del faro, que fue terminado en 1939.

En el otro lado de la isla, en la costa sudoeste se encuentra el Manantial Termal Jhaorih. El manantial fue construido por la Administración del Area Paisajística Nacional de la Costa Este, que se encarga de la gestión de la Isla Verde desde 1990.

Se dice que el sitio, actualmente operado por el sector privado, es uno de los tres únicos manantiales de agua salada en el mundo, los otros están en Sicilia, Italia, y en Kyushu, Japón. La gente puede disfrutar de estas piscinas de aguas termales al aire libre, lo que es un gran atractivo para los turistas. “Es un verdadero placer relajarse en la piscina, mientras se escucha el sonido de las olas y se disfruta el paisaje de las colinas cercanas”, dice Joseph Chien, un turista de Taichung. Lo que es mejor aún, la instalación da hacia el este y está abierta las 24 horas del día desde mayo hasta octubre, para que los visitantes puedan quedarse en el lugar a observar el amanecer y comprender realmente el significado del nombre del manantial, Jhaorih, que se traduce como “sol matutino”.

Para los amantes de la flora y la fauna, la Isla Verde es el lugar ideal; y para los amantes del mar, la isla posee muchos sitios idílicos para practicar el buceo o submarinismo. El paisaje submarino tiene una belleza única gracias a la Corriente Kuroshio, una corriente de aguas tibias que pasa a través de la región noroeste del Pacífico, desde Filipinas hasta Japón, y por la Isla Verde en su recorrido hacia al norte. La corriente trae consigo diversos tipos de peces. Los locales se beneficiaban de la abundante pesca en el pasado, y hoy día los turistas pueden disfrutar del espectáculo marino. Hay más de 400 especies de peces tropicales y 200 especies de coral, que enriquecen el espléndido mundo submarino de la Isla Verde. Con el propósito de preservar el ambiente marino en Chaikou y Shihlang, dos lugares populares para practicar buceo y submarinismo, en 2001 el Gobierno del Distrito de Taitung declaró las zonas como reservas naturales.

Además de los paseos para hacer submarinismo, que casi todas las posadas y hoteles pueden organizar, los turistas también pueden hacer excursiones para observar especies de animales e insectos autóctonos de la isla. Hace cinco años, los operadores locales iniciaron un programa de excursiones con guías, la mayoría nocturna, para observar las especies que se encuentran localmente, según Tien Hui-hung, dueño de una posada. No es difícil hallar criaturas, tales como insectos palo gigantes, cangrejos del cocotero, ranas toro de India, o zorros voladores formosanos (una especie de murciélago) y hasta la civeta cara de gema formosana. Pero se les recuerda a los visitantes que estas especies sólo pueden observarse, ya que son especies raras que están protegidas por la ley.

En la Isla Verde también se puede observar el venado sika, traído desde la propia isla de Taiwan, y que en sí mismo, es un legado del pasado. A lo largo de toda la década de los setenta, los habitantes de la isla dependieron de la cría de venados, además de la pesca, para sobrevivir. Criaban estos animales para vender su cornamenta, que se utilizaba en el pasado en la medicina china tradicional. Sin embargo, hoy día es una especie protegida y ahora se pueden ver muchos venaditos en la “Isla Venado”, otro apodo que recibe la Isla Verde.

Igualmente, vale la pena observar la flora de la isla. En las áreas costeras, los pandanus, cuya fruta es el ingrediente básico de una bebida local popular, son especies comunes. Los especímenes locales de Pemphis acidula son únicos y crecen hasta dos metros de alto; en cambio, en la propia Taiwan se vuelve una variedad enana. Las caminatas por las montañas, que generalmente hacen los turistas que se quedan por lo menos dos noches, permiten apreciar el paisaje exuberante. En general, las plantas leñosas que crecen en la Isla Verde están íntimamente relacionadas con aquellas que se encuentran en la Isla de las Orquídeas y en Filipinas, y las plantas herbáceas se relacionan con las de la propia Taiwan.

El Alcatraz de Taiwan
Muchos turistas visitan las prisiones. Debido a la ubicación aislada y fuertes corrientes de las aguas que la separan de Taiwan, la Isla Verde ha sido un lugar ideal para encarcelar reclusos, y aún cumple tal función. Así como la Isla Alcatraz en las afueras de San Francisco, parte del atractivo turístico de la Isla Verde es su historia penitenciaria.

La isla con muchos nombres
A diferencia de los típicos sitios turísticos, un paseo por las prisiones fuera de servicio es una experiencia educativa y poco común. El primer centro correccional fue operado por los japoneses en la década de 1910 durante la era colonial (1895-1945). Luego, cuando el gobierno dirigido por el Kuomintang ocupó Taiwan en 1945, y se trasladó desde China continental en 1949, Taiwan atravesó un extenso período de inestabilidad y caos. Había mucha tensión social, exacerbada por conflictos entre los locales y el entonces autoritario gobierno del Kuomintang, y el temor de que llegara el comunismo a Taiwan. En este momento, la Isla Verde volvió a cumplir la función de cárcel, pero esta vez acogió miles de disidentes y víctimas —en general, prisioneros políticos, desde 1951 hasta la derogación de la ley marcial en 1987. Entre los reclusos había importantes personalidades, que luego formaron parte del Partido Democrático Progresista, que gobernó a Taiwan entre 2000 y 2008.

Entre principios de los cincuenta y mediados de los sesenta, la Isla Verde recibió el mayor número de reclusos, alrededor de 2.000 prisioneros políticos. Desde 1965 en adelante, esta cantidad fue disminuyendo; sin embargo, se construyó una nueva cárcel en 1972 para alojar a otro tipo de reclusos. En 1990, se abrió otra prisión que luego cerró en 2002. Hoy, solamente la prisión que abrió en 1972 permanece en operaciones y aloja alrededor de 200 internos.

“La Isla Verde era un lugar misterioso para los que viven en Taiwan porque muchos prisioneros políticos fueron enviados allí”, dice Cheng Wen-jen, secretario del jefe de la Oficina del Pueblo Lyudao. Pero esta parte singular de la historia se está transformando en un atractivo turístico.

En 1999, se construyó un monumento a los derechos humanos a fin de conmemorar el pasado sangriento y penoso de la isleta. Este fue diseñado por el famoso arquitecto taiwanés Han Pao-teh, y ya es una parada común en las giras por la isleta. El parque abarca las prisiones fuera de servicio, las cuales fueron abiertas al público en 2002. Los visitantes pueden ver las celdas de los reclusos, e imaginar la vida miserable que sufrieron en la Isla Verde.

El área incluye 32 hectáreas, y lleva el nombre de Parque Conmemorativo de los Derechos Humanos. Fue ideado por el Consejo para los Asuntos Culturales, que actualmente lleva a cabo la renovación de las prisiones fuera de servicio. El consejo también organiza el Festival Artístico de los Derechos Humanos en la isla, que se realiza anualmente desde el 17 de mayo de 2005. La fecha del festival se eligió para rememorar el día en 1951 cuando llegaron los primeros prisioneros políticos a la Isla Verde. El tema del evento varía cada año, y este año se centró en la educación de los jóvenes sobre los derechos humanos. El festival de 2008 tuvo tres días de duración y contó con la participación de una gran cantidad de jóvenes. Los visitantes vinieron a las prisiones y disfrutaron de presentaciones al aire libre, y también pudieron conversar con ex prisioneros políticos, quienes hicieron un recuento de sus experiencias durante su encarcelamiento en la isla.

Mirando hacia delante

El patrimonio cultural e histórico de la isla no es un importante atractivo para algunos turistas, como por ejemplo, Joseph Chien, quien prefiere pasar su tiempo relajándose en los manantiales termales; no obstante, para otros visitantes podría ser un incentivo para conocer mejor la isleta. Quizás podría marcar una diferencia, más cuando el número de turistas ha declinado en la Isla Verde, de casi 400.000 en 2004 a 323.000 el año pasado. Cheng Wen-jen, secretario de la Oficina del Pueblo, culpa a la lenta economía y el hecho de que los taiwaneses cuentan con menos recursos económicos que antes, pero cree que si existen más sitios turísticos, más turistas estarían interesados en venir a la isla.

El año pasado, se abrió el parque para venados sika, de 23 hectáreas, donde los visitantes pueden observar el animal y otras especies que se encuentran en la isla. En mayo, el Gobierno del Distrito de Taitung comenzó un proyecto para proteger el pez murciélago (platax pinnatus) a lo largo de la costa sudoeste de la isleta. Esta es una especie muy apreciada por los que practican submarinismo y buceo. Se espera que estos esfuerzos, junto al parque conmemorativo, estimulen el turismo local.

Sin embargo, es también cierto que las instalaciones de la isla todavía pueden mejorarse aún más. Se pueden establecer restaurantes y hoteles con estándares internacionales destinados a los turistas más sofisticados. Otro obstáculo significativo, aunque más natural, para el desarrollo del turismo es el clima. En comparación con la época de verano, poca gente se atreve a viajar a la Isla Verde entre octubre y marzo, cuando el viento del nordeste es fuerte y el viaje en bote se hace agitado. Por ejemplo, 74.000 turistas viajaron a la Isla Verde en julio del año pasado, y el número apenas llegó a 5.100 en diciembre del mismo año. En invierno, el servicio de transporte en barco es poco fiable, porque algunos días solamente hay un viaje en bote y otros días ninguno. El acceso es por lo tanto otro obstáculo para el turismo.

La ruta típica que toman los visitantes para llegar a la isla es bastante larga. La mayoría toma un tren hasta Taitung, luego un taxi hasta el puerto, y allí se embarcan en un bote que les llevará a la Isla Verde, explican funcionarios de la Oficina del Pueblo de Lyudao. El viaje en tren es más conveniente, no sólo porque viajar en avión es más costoso, sino porque Taipei es la única ciudad con conexiones aéreas hasta Taitung. Una avioneta vuela desde Taitung hasta la Isla Verde, pero muy pocos turistas eligen esta opción. “El transporte es tan inconveniente. El viaje en tren hasta Taitung requiere alrededor de 6 horas”, dice Lee Shih-wei, un turista de Taipei.

Por otra parte, la disminución de los turistas durante los últimos años puede ser una buena noticia para los que piensan que hay demasiadas motonetas en la Isla Verde, que producen ruido y abarrotamiento de los espacios para aparcar. “Las personas mayores se quejan de las motonetas. Están acostumbrados a una vida más tranquila”, dice Cheng Wen-jen.

Otro impacto del turismo en el ambiente local es la mayor demanda de recursos de agua dulce. “En el camino de Nanliao, donde hay una mayor concentración de posadas y hoteles, algunos dueños han bombeado tanta agua subterránea, que el agua salada ya está mezclándose con ésta, dice Wu Chih-sheng, guardaparques de la estación que fue establecida en 1991, por la Administración del Area Paisajística Nacional de la Costa Este.

En vista de los problemas de desarrollo excesivo, algunos ambientalistas, así como agencias gubernamentales del nivel central, han solicitado un límite en el número de turistas que visita la Isla Verde. Sin embargo, como casi el 80 por ciento de los residentes de la Isla Verde se dedica a algún negocio relacionado con el turismo, por lo menos a jornada parcial, ha habido una fuerte resistencia al plan, según Cheng, de la oficina del pueblo.

Por suerte, algunos residentes locales han comenzado a tomar medidas para proteger su isleta, como por ejemplo Tien Hui-hung, propietario de una posada. Tien es uno de los residentes que en 2006 fue partidario de la creación de una asociación con el fin de proteger la ecología local y promover el turismo. Por ejemplo, los miembros del grupo hacen turnos para supervisar las reservas marinas, y se han unido a la oficina del pueblo a fin de promover giras exhaustivas y ecológicas. “Deseamos entrenar a los operadores de restaurantes y hoteles locales para que mejoren la calidad de sus servicios. Planificamos y promovemos las giras exhaustivas, con estadías de por lo menos dos noches, para que los turistas conozcan bien la isla y no causen daños al medio ambiente”, dice Tien.

La Isla Verde, uno de los sitios turísticos populares de Taiwan, a pesar de ser diminuta, ostenta una diversidad histórica y cultural, y una gran belleza natural. Es un lugar que no sólo vale la pena ser explorado, sino cuyo medio ambiente merece la atención de sus residentes y visitantes.

DE PASEO POR LAS ISLAS

Los primeros residentes de Penghu, conocidos también como Islas Pescadores, construyeron la Presa de Piedra Corazones Gemelos, como una trampa de pesca.
Desde las Islas Pescadores hasta la Isla de las Orquídeas, cada una de las islas aledañas de Taiwan posee sus encantos particulares para los turistas.
El principal atractivo de las islas radica en la atmósfera y cultura diferentes”, dice Tsai Huei-min, directora del Instituto de Postgrado de Educación Medioambiental, Universidad Nacional Normal de Taiwan. Taiwan tiene 121 islas e islotes adyacentes. Tsai, investigadora de geografía de islas, y una apasionada viajera, amante de las islas, señala que estos lugares tienen mucho que ofrecer como destinos turísticos. Según ella, el aislamiento de estas islas ha servido para conservar su belleza natural y paisaje cultural, que es distinto al de las ciudades muy pobladas y desarrolladas de la isla principal de Taiwan. Es por esto, que estas islas e islotes tienen un gran potencial como importantes destinos turísticos, tanto para los viajeros domésticos como internacionales.
Sin embargo, las estadísticas más recientes muestran que falta mucho para que el turismo de las islas sea próspero. Taiwan posee cinco archipiélagos adyacentes principales —Las Islas Pescadores (Penghu), Quemoy (Kinmen), Matsu, la Isla de las Orquídeas, y la Isla Verde. Aunque estas áreas han observado un aumento de la cantidad de turistas durante los últimos diez años, estas cifras son bajas en comparación con otros importantes sitios turísticos de Taiwan. El número combinado de visitantes a los cinco archipiélagos fue sólo de 1,5 millones el año pasado, alrededor de un quinto de la cantidad de turistas que visitó el Monumento Nacional de la Democracia de Taiwan en la ciudad de Taipei, el lugar turístico más popular del país. El Gobierno y muchos residentes isleños tienen esperanzas en que el turismo, mejorará sus economías locales y compensará parte del impacto negativo del éxodo de sus habitantes. Tsai concluye, tras la observación de muchas otras islas alrededor del mundo, que el turismo puede impulsar a las comunidades isleñas. “La promoción del turismo se considera la forma más fácil de acelerar el desarrollo local de las islas”, dice.

De todas las islas aledañas de Taiwan, el Archipiélago de las Islas Pescadores (Penghu) es el destino turístico más popular y el más desarrollado. Con un área de aproximadamente 127 kilómetros cuadrados, el archipiélago está compuesto por 64 islotes que forman una banda que va de norte a sur en medio del Estrecho de Taiwan. En 2007, Penghu recibió más de 480.000 visitantes, en comparación con 474.067 que visitaron a Quemoy; 322.908 a la Isla Verde; 75.984 a Matsu; y 57.350 a la Isla de las Orquídeas.

En búsqueda de turistas
Además de las panorámicas vistas, playas arenosas y diversidad de vida marina, en estas islas se pueden realizar muchos tipos de actividades acuáticas, incluyendo buceo, motociclismo acuático, paseos en barco y pesca. Todo esto, las convierte en un excelente lugar para ir de vacaciones.

El turismo en las islas ha aumentado rápidamente en los últimos diez años, especialmente en Penghu. Aquí aparte de los deportes acuáticos y la pesca, el paisaje es único gracias a las particulares formaciones rocosas de basalto. Las columnas de basalto, de hasta 30 metros de altura, en forma de pilares verticales, parecen haber sido construidas por el hombre; sin embargo, son el resultado natural de previa actividad volcánica. En 1992, se estableció la Reserva Natural de Basalto de Penghu, que abarca tres pequeñas isletas en el noreste del archipiélago, y es considerada una de las diez maravillas naturales de Taiwan.

La conservación del ambiente de Penghu se extiende también a sus tradicionales viviendas laogu (hechas de piedra caliza coralina), que son otra característica del paisaje local y uno de los atractivos para los turistas. Muchas viviendas construidas con el estilo fukienés tradicional, tienen más de 100 años de antigüedad, y son muy visitadas por los turistas en invierno. Actualmente, el número de turistas que visita a Penghu en invierno ha disminuido a menos del 15 por ciento, en comparación con el verano.

El negocio de los casinos
Los esfuerzos para el desarrollo de Penghu se concentraron anteriormente en la conservación y el turismo. Pero en los últimos diez años, se ha debatido el tema sobre el establecimiento de casinos en el archipiélago. En dos oportunidades se presentaron proyectos en el yuan legislativo, con el objetivo de tratar de legalizar las apuestas en las islas adyacentes, pero ambos intentos fracasaron. En la actualidad, hay otro proyecto pendiente con el mismo objetivo. Sin embargo aunque logre aprobarse, el resultado final sigue siendo incierto.

El punto principal del debate ha sido la diferencia en los cálculos sobre los beneficios y perjuicios que un casino traería a Penghu, que es una comunidad pequeña con una población censada de alrededor de 90.000 habitantes.
DE PASEO POR LAS ISLAS-1 Las columnas de basalto en forma de pilares verticales son una característica única del paisaje de Penghu. 
Los partidarios dicen que los casinos son una excelente forma de estimular el turismo. Lin Pin-kuan, legislador por Penghu, es un tenaz defensor del plan y dice que éste ayudaría al gobierno local a generar más ingresos tributarios, y depender menos de los fondos del gobierno central. Además, él dice que crearía oportunidades laborales y la decisión final estaría en las manos de los residentes del archipiélago. El presidente Ma Ying-jeou prometió apoyar la legalización de las apuestas en la isla, siempre que los residentes de la isla lleguen a un consenso a favor del plan.

Un guía turístico señala que la mayoría de la gente que conoce, tiene sentimientos encontrados en cuanto al tema. Algunas personas tienen esperanzas en que el desarrollo de casinos brindará oportunidades de trabajo, pero otras están preocupadas por los riesgos relacionados al crimen organizado o las amenazas a la seguridad pública.

Wang Chih-hui, jefe del Departamento de Desarrollo Urbano, reconoce que Penghu ha enfrentado problemas para atraer capital para su desarrollo. Pero él dice que la oportunidad ya ha pasado para lograr grandes beneficios con la apertura de casinos en las islas adyacentes, pues ya “muchas ciudades y países cercanos, tales como Macao, Corea del Sur, Singapur y Malasia, poseen casinos de categoría mundial para turistas”.

Tanto Wang como Lin sugieren que se debería comenzar con las mejoras básicas en las instalaciones turísticas de las islas, en lugar de iniciar un desarrollo a gran escala como un casino. Estas mejoras incluyen la mejora de los servicios públicos en las playas, el aumento de señalamientos en los sitios turísticos, la renovación del aeropuerto local y la creación de más opciones para alojamiento.

Primera línea redefinida
Así como Penghu, los otros dos archipiélagos situados hacia el occidente de la isla principal de Taiwan son Quemoy y Matsu. Por su cercanía a China continental —un poco más de dos kilómetros entre la costa continental y Quemoy, y a menos de 1 kilómetro de Matsu— fueron los puntos más atacados por los bombardeos chinos al final de la Guerra Civil China, y durante muchos de los años siguientes. En consecuencia, ambos grupos de islas fueron áreas militares fortificadas bajo el control de la República de China.

DE PASEO POR LAS ISLAS-2 Las islas que rodean a Taiwan, con sus paisajes encantadores y vida local tranquila y colorida, son lugares ideales para ir de vacaciones.
En 1987, se derogó la ley marcial en la isla de Taiwan y la mayoría de las áreas bajo el control de la República de China, pero Quemoy y Matsu permanecieron bajo el control militar hasta 1992. Asimismo, la vida en las dos islas era más restringida y más austera en comparación con la vida de la isla de Taiwan durante la ley marcial. En vista de que ambos grupos isleños eran vistos como puntos de conflicto, los residentes vivían con severas restricciones, tales como toques de queda, apagones nocturnos, así como otras prohibiciones y limitaciones.

Chiang Wu-wei, guía turístico de Quemoy, dice que cuando terminó la época de la ley marcial en 1992, la gente había vivido bajo tan estricto control militar, que pasaron varios años antes de darse cuenta de sus nuevos derechos o empezar a disfrutar sus nuevas libertades. Sin embargo, los tiempos han cambiado a medida que las autoridades locales pretenden convertir a Quemoy en un destino para los turistas en búsqueda de historia y cultura. Algunas instalaciones militares antiguas, tales como trincheras, carboneras y túneles, se han transformado en lugares turísticos populares, ahora que progresivamente el Gobierno ha desmilitarizado Quemoy.

En 1995, se estableció el Parque Nacional Quemoy, con el objetivo de preservar los monumentos históricos y la arquitectura antigua de la época de la guerra —el único parque nacional de Taiwan dedicado a la conservación de sitios históricos y el ambiente natural.

Desarrollo turístico
Mucha gente cree que el turismo es la mejor opción para el desarrollo de las islas adyacentes de Taiwan, dice Tsai Huei-min, de la Universidad Nacional Normal de Tainan. Sin embargo, hay que enfatizar la importancia de que el desarrollo sea administrado de manera responsable. Un plan para lograr esto es que el Gobierno administre una pequeña isla conforme a los principios de desarrollo sostenible, para que sirva como modelo para el resto de las islas adyacentes de Taiwan. Se ha propuesto empezar con la pequeña isleta Liouciou, a sólo 15 kilómetros de la costa suroeste de la propia isla de Taiwan, que posee una comunidad con pocos habitantes. La idea sería mostrar que es posible lograr un equilibrio entre el desarrollo turístico y la protección medioambiental. Esta propuesta aún se encuentra en las primeras etapas de planificación.

En cuanto al futuro de las islas adyacentes, Tsai Huei-min espera que los esfuerzos educativos ayuden a los residentes de sus comunidades a aprender a valorar sus terruños isleños, que son lugares especiales con rasgos distintivos. Esto inspiraría nuevas posibilidades para el desarrollo sostenible medioambiental y económico de estas hermosas islas de Taiwan.

El último Shangri-la


Seguramente que cualquier lugar que provoque la mezcla de emociones expresadas en esta corta estrofa debe ser especial. Las Islas Matsu abarcan aproximadamente veintinueve kilómetros cuadrados, y están integradas por unas veinte isletas que han sido comparadas con una sarta de perlas dispersas cerca de la desembocadura del río Min en Fukien. El archipiélago está compuesto de roca ígnea y su clima se caracteriza por lluvias monzónicas durante el invierno y niebla en el verano. Nankan es el principal centro político, económico, cultural y educativo de esta cadena.
El paisaje es espectacular, convirtiendo este ramillete de islas en un imán para los especuladores que desean desarrollar centros turísticos. La mayor parte del terreno montañoso aloja una combinación única de instalaciones militares, monumentos históricos, arquitectura tradicional sureña china, e incluso limpias playas esparcidas. Mucha gente considera que Matsu es un centro potencial para la pesca recreacional, debido a que numerosos canales profundos en las aguas cercanas son ricos en peces, tanto endémicos como migratorios. El archipiélago posee una flora radiante, muchas plantas son raras, asimismo han sido registradas más de 250 especies de aves, la mayoría de ellas migratorias. El año pasado, ocho de las isletas fueron clasificadas como el 12º refugio de vida salvaje de Taiwan por el Consejo de Agricultura (COA, siglas en inglés).
De hecho, el mayor atractivo de Matsu podría ser su vida salvaje. En agosto pasado, los medios de comunicación domésticos e internacionales acudieron a esta área tras el descubrimiento, en una de las islas más pequeñas, de ocho golondrinas de mar copetudas pequeñas chinas, una especie de ave marina en peligro de extinción, junto a cuatro nidos. El COA estima que el número total en todo el mundo de esta ave, descubierta en 1863, es menos de cien. “Puede decirse que la golondrina de mar copetuda pequeña china es casi una criatura mítica”, dice Lucia Liu, una investigadora en el Instituto de Zoología de la Academia Sínica. “Nadie sabe dónde se reproducen, y no existen registros documentados sobre su comportamiento y ecología”.

Liu Li-chyun es el jefe del Gobierno del Distrito Lianchiang, que es el órgano administrativo local responsable de Matsu. El indica que los residentes de Matsu nunca pueden olvidar que viven cerca de una zona de guerra. En décadas pasadas tuvieron que resistir la agresión de China continental, algunas veces ruidosas transmisiones de propaganda con altoparlantes desde el otro lado del Estrecho, algunas veces bombardeos (aunque ésto cesó ya hace mucho tiempo). Además, el desarrollo económico local siempre ha ocupado un segundo lugar ante la necesidad de la defensa nacional.
Durante muchos años antes de 1992, los subsidios anuales para el desarrollo de infraestructura suministrados por el Gobierno Central estaban limitados a NT$50 millones (US$1,6 millones). A partir de 1993, poco a poco comenzaron a elevarse hasta los actuales NT$2.000 millones (US$64,5 millones). Un contraste en comparación con su vecina sureña Kinmen, otra isla cercana con una concentrada presencia militar, que en 1991 tuvo un presupuesto de NT$700 millones (US$22,6 millones) que se elevaron a NT$4.800 millones (US$154,8 millones) en 1999 y NT$5.700 millones (US$183,9 millones) el año pasado. La carestía de fondos frenó el desarrollo del archipiélago de Matsu, y hasta hoy su ritmo de desarrollo es más lento en comparación con el resto de Taiwan.
El último Shangri-la
Un pequeño lugar sosegado, donde los turistas pueden tomar su tiempo para disfrutar del paisaje y relajarse.
Pero la flexibilización de las tensiones a través del Estrecho, junto con la reducción gradual de las fuerzas armadas de Taiwan, ha provocado un cambio significativo en el papel principal de Matsu como una fortaleza. El grupo isleño ha estado bajo control civil desde 1992. El pueblo de Matsu, al igual que el de Kinmen, disfruta ahora los mismos derechos que otros taiwaneses, incluyendo el derecho a participar en elecciones locales y nacionales, y la libertad de desplazamiento entre Taiwan y las islas cercanas.
La abolición de la ley marcial dejó a Matsu dependiente económicamente del personal militar, cuyo número se ha visto reducido de un máximo de 40.000 en 1970 a aproximadamente 10.000 hoy día. Esto afectó duramente a muchas empresas pequeñas, especialmente a aquéllas en los negocios de comida y entretenimiento. Hasta hace poco, la población de Matsu estaba disminuyendo. Hace treinta años habitaban allí 17.000 personas. Hoy, solamente 6.000 viven en Matsu.
El declive del sector de los servicios, asimismo como la escasez de oportunidades de empleo e instituciones de educación superior, han dado lugar a un éxodo de gente joven. La lista de industrias tradicionales de Matsu es un claro indicativo del porqué la mayoría de los jóvenes tratan de hacer sus vidas en otros lugares: pesca, agricultura simple, y fabricación de licor kaoliang. En el presente, la mayoría de los residentes trabajan en el servicio de funcionarios o tienen pequeñas empresas.
“Todos mis hermanos y hermanas se han mudado a Taiwan, y sólo me queda un amigo aquí”, dice Chen Yen-hsu, de 25 años, quien trabaja como empleado público contratado en la oficina del ayuntamiento. “La vida aquí es muy aburrida. Mis padres quieren que me quede, pero después de ahorrar dinero me gustaría ir a Taiwan, para poder tener más oportunidades laborales y una vida más emocionante”. Sus padres tienen una tienda de alquiler de libros de caricaturas, pero el negocio es lento y va empeorando.
Aparte de la visible presencia militar, Matsu tiene que batallar con otro asunto. Gracias a su remota ubicación está relativamente intacta, pero ésto también dificulta llegar allí. El aeropuerto es pequeño y no cuenta con un sistema de aterrizaje mediante instrumentos que ayude a guiar el tráfico aéreo. Tras un par de accidentes fatales de aeronaves comerciales, causados por el clima, Matsu se halla en la lista negra de la mente de muchas personas, quienes la consideran un lugar peligroso. El viaje por mar, frecuentemente encrespado, es muy largo y poco agradable, especialmente durante el monzón de invierno y la temporada de tifones en el verano.
El último Shangri-laEl jefe del distrito, Liu Li-chyun, cree que su tarea principal es mejorar el sistema de transporte, tanto para ir al archipiélago, como dentro del mismo. El aeropuerto en la Isla Peikan, la segunda isla más grande de la cadena Matsu, está actualmente siendo renovado a un costo de NT$700 millones (US$22,6 millones). La pista será alargada y reubicada, y las montañas, peligrosas durante el último tramo del aterrizaje, van a ser niveladas. La terminación de la construcción de un aeropuerto completamente nuevo en la Isla Nankan está prevista para finales de este año. Cuanto esté listo, aviones mejor equipados como el DASH-300 podrán volar a Matsu, ofreciendo el doble de asientos disponibles.
El espectacular paisaje costero natural ­sin embargo, muy pocas playas son aptas para nadar.
Actualmente, sólo una embarcación navega la ruta entre Matsu y el puerto de Keelung en el norte de Taiwan: el Tai Ma, que ofrece alojamientos medianamente austeros. Liao Yuan-long, director general de la Administración del Area Paisajística Nacional de Matsu, del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MOTC, siglas en inglés), ha sugerido la incorporación de un casino, una pista de baile, y un bar con karaoke, para hacer más entretenidas las siete u ocho horas de viaje. Reconociendo el benigno poder de la competencia, él está tratando también de interesar a otras compañías navieras para que sirvan esa ruta.
Los problemas de los turistas no acaban llegando a Matsu. Los autobuses públicos conectan solamente pueblos y villas, sin hacer paradas en los sitios turísticos. Durante los meses de invierno, los paseos en botes entre las islas son cancelados debido a los mares encrespados. Por ello, Liao, quien es un residente de Matsu, insta al gobierno local a forjar conexiones con los operadores de helicópteros civiles, con la esperanza de mejorar el transporte entre las islas, así como la compra de autobuses que lleven a los visitantes alrededor de la isla.
Varios proyectos de desarrollo de infraestructura contribuirán a que las islas prosperen: mejoras a caminos, represas, telecomunicaciones, muelles y sitios turísticos. Liu indica que estos planes ya han tenido un resultado positivo: durante los últimos dos años la población de la isla, tras un largo período en descenso, ha comenzado a aumentar otra vez.
¿Qué le depara el futuro a Matsu? “En el presente, la economía todavía depende en gran medida del consumo de los militares”, dice Liu. “En un futuro cercano, sin embargo, esperamos que el centro principal de la economía sean el turismo y los lazos de transporte directo a través del Estrecho”. Liu tiene confianza en el potencial turístico del archipiélago. “Se puede pensar en Matsu como el último Shangri-la. Por su aislamiento del resto del mundo durante tantas décadas y su carencia de contaminación industrial, su ambiente ecológico y paisaje costero están intactos. Los visitantes también pueden disfrutar de la rica herencia cultural e histórica del delta del río Min. Su ambiente sosegado, donde la gente puede tomarse tiempo para disfrutar del paisaje y relajarse, en vez de andar correteando entre tiendas antes de subirse otra vez al autobús que los lleva en gira”.
El último Shangri-la
La rara golondrina de mar copetuda pequeña china, es sólo una de las 250 especies que han sido avistadas en Matsu.
Es cierto que ahora muchos taiwaneses tienen más tiempo libre disponible, y algunos lo usan para conocer mejor su tierra natal. “Estoy realmente impresionada con la belleza de estas islas”, dice Rose Chang, que las visita por primera vez, y ha venido a Matsu con su esposo y dos hijos. “¡Es simplemente fantástico! Hay cosas aquí que no había visto nunca antes: túneles subterráneos, reliquias de guerra, villas tradicionales antiguas con estructuras de granito. ¿Regresaría aquí? Claro que sí”.
Pero hay inconvenientes: Debido a la falta de transporte público, Chang y su familia tienen que pasear por las islas en un taxi que cobra el equivalente en moneda local de US$20 por hora, o alquilar motocicletas, que son peligrosas en los terrenos montañosos. Además están desilusionados por la escasez de hoteles y restaurantes decentes. “Terminamos en nuestro hotel comiendo fideos instantáneos en varias ocasiones”, dice.
Chen Sai-hsiang abrió el primer hotel en Nankan hace cuatro años, anticipando la subida vertiginosa del negocio tras el regreso de las islas al control civil. “En este momento, nuestros mejores clientes son aún los militares y sus parientes”, dice. “No hay muchos turistas. No creo que tengamos suficientes instalaciones recreacionales y medios de transporte decentes para atraer a visitantes de Taiwan”. Los índices de ocupación en el verano son tolerables, pero en el invierno el negocio baja bruscamente. Chen y su esposo cancelan sus deudas, prescindiendo de empleados y haciendo todas las tareas por sí mismos.
Liu Li-chyun admite que las islas no están listas para el turismo, debido a su infraestructura inadecuada. Las evaluaciones ambientales preliminares de la capacidad de recibir turistas transitorios sugiere que su número no debería exceder de 5.000 diarios. “No queremos cometer el mismo error que se cometió en Kinmen, promoviendo el turismo antes de estar listos”, dice. “Queremos ofrecer calidad, para que los visitantes deseen regresar”. Liu sabe todo sobre Kinmen, otro grupo isleño adyacente ubicado hacia el sur. Cuando se redujo el número de establecimientos militares, y la isla se abrió al turismo, el número de visitantes se elevó dramáticamente de 20.000 a 200.000 al año. Pero sus instalaciones de calidad inferior han hecho que el turismo en Kinmen haya disminuido recientemente.
El último Shangri-laEl MOTC procura poner en marcha un plan de desarrollo de cuatro años, comenzando en 2001, con un fondo de más de NT$1.000 millones (US$32,2 millones) que se emplearán en la restauración y administración de los lugares turísticos y las instalaciones correspondientes, la formación de guías turísticos, y la producción de literatura turística. La Administración del Area Paisajística Nacional Matsu del ministerio también respalda al gobierno local en la conservación de los recursos ecológicos y edificios históricos.
El Tai Mai navega siete u ocho horas para llevar pasajeros entre Taiwan y Matsu. Las instalaciones son austeras, y el mar, con frecuencia, está encrespado.
El principal administrador del área paisajística de Matsu, Liao Yuan-long, indica que las islas poseen ciertos rasgos únicos. Junto al espectacular paisaje costero, se encuentran villas tradicionales características de la parte oriental de la provincia de Fukien, cuyas casas hechas de granito lucen techos de ladrillos y baldosas. También hay reliquias de guerra, faros, templos antiguos, inscripciones en piedra, y por supuesto las omnipresentes instalaciones militares. “Todo el mundo está de acuerdo ahora en que el futuro de estas islas depende del turismo, particularmente una vez que haya disminuido el consumo de los militares que han sido la principal fuente de ingresos para la mayoría de los residentes”, dice. “El problema es saber cómo empacar las giras y mejorar las instalaciones y servicios necesarios”.
Durante mucho tiempo, Matsu fue regida por el hombre, no por la ley, y aunque han transcurrido algunos años desde que se derogó la ley marcial, continúan existiendo muchas restricciones. “En el pasado, la prioridad del Gobierno del Distrito de Lianchiang era el estado de preparación y la defensa militar”, dice Liao. “Por ello, no puede culpárseles de imponer ciertas restricciones a la población civil. Pero tras la disminución de las tensiones a través del Estrecho, el escenario ha cambiado. Las fuerzas armadas necesitan reajustar su mentalidad y flexibilizar otras cuantas reglas”.
Muchos lugares con los paisajes más espectaculares de la isla se hallan aún bajo el control de las fuerzas armadas, sujetos a prohibiciones en cuanto a la toma de fotografías y la entrada de civiles. Liao desea que el número de tales áreas sea reducido a un puñado con verdadera importancia estratégica. Mejor aún, a él le gustaría que fuera posible visitar las instalaciones militares, lo que formaría parte de las giras turísticas, como ocurre en Kinmen. Esto permitiría a los taiwaneses comprender mejor las tribulaciones que viven los militares para defender a su país. Liao afirma haber recibido una respuesta favorable de las autoridades militares, aunque lo que ocurra en la práctica está aún por verse.
Matsu posee muchos ejemplos espléndidos de arquitectura china sureña, y varias personas locales interesadas se han agrupado para ayudar con el trabajo de preservación. Tsao Yi-hsiung, miembro del Concejo del Distrito de Lianchiang, es uno de los organizadores más activos. “La conservación es mucho más difícil que la construcción, y no puede demorarse ­el trabajo debe hacerse antes de que sea demasiado tarde”, enfatiza. Pero él ha hallado mucho escepticismo. “Algunas personas piensan que lo que estoy haciendo es absurdo, dado que el clima económico es tan malo, y se preguntan cuál es el propósito de conservar estos edificios históricos. Pero es vital enfatizar que también la cultura puede beneficiar económicamente a la gente”.
Tsao cree que una vez que las casas antiguas sean renovadas, pueden ser ocupadas por turistas que quieran experimentar cómo vivía la gente en épocas antiguas. Algunas de ellas podrían convertirse en casas de té, cafeterías, estudios artísticos, o simples centros atractivos para eventos sociales y culturales. “Mucha gente quiere regresar a la vida simple y disfrutar la naturaleza”, indica. “Quieren encontrar paz espiritual. Las casas viejas son estupendas para eso. Algún día, queremos poder afirmar que en Taiwan se disfruta de un estilo de vida acaudalado, pero en Matsu se disfruta de calidad de vida”.
Algunos residentes locales son entusiastas. “Los proyectos de desarrollo y turísticos pueden ponerse en marcha en cualquier momento y llevarse a cabo paso a paso”, dice Cheng Chih-jen, que pasó sus dos años de servicio militar en Matsu, tras sacar un título en arquitectura y ahora vive en una de las islas. “Pero si las villas tradicionales desaparecen, será para siempre. Estos sitios históricos son exclusivos de Matsu, algo que vale la pena mostrar a los visitantes. Es sólo haciendo máximo uso de recursos como éstos que Matsu puede aspirar a convertirse en un destino turístico internacional”. El Gobierno del Distrito de Lianchiang ha comenzado recientemente a tomar medidas, formando un grupo de trabajo que se ocupará de la conservación y otros proyectos de mejora.
Otro papel que Matsu podría desempeñar en el futuro es el de centro turístico de pesca recreacional. Pero Lin Jih-fu, jefe del ayuntamiento de Tungyin en la Isla Tungyin, señala que en los últimos años ha aumentado el número de navíos pesqueros de China continental en aguas taiwanesas. Sus redes almacenan una buena pesca, lo que es bastante dañino, pero además los pescadores continentales usan frecuentemente explosivos, algo que nunca harían los pescadores de Matsu. Esto ha provocado una drástica disminución del número de peces, y es una amenaza para el ambiente ecológico marino del área.
El último Shangri-la La bodega de Matsu en la Isla Nankan, donde se fabrica licor kaoliang a base de sorgo.
“En épocas anteriores, nos gustaba decir que el mar era nuestro refrigerador”, dice Lin. “Cada vez que teníamos huéspedes, simplemente íbamos a la costa y atrapábamos peces, cangrejos, almejas y camarones. Pero eso ya no es posible ahora, por culpa de esos pescadores continentales y sus métodos ilegales”. En el pueblo de Lin, el número de pescadores ha disminuido de aproximadamente doscientos en 1990 a veinte hoy día.
Lin piensa que el Comando de la Guardia Costera debe llevar a cabo patrullajes más frecuentes para proteger las aguas territoriales de Taiwan. El sostiene que las guarniciones de la isla deberían arrestar a las tripulaciones continentales y confiscar sus embarcaciones y equipos si ignoran repetidamente sus advertencias. “La protección de nuestros recursos oceánicos se ha vuelto la prioridad”, dice. “Es necesario hacer algo ahora”.
Entablar conexiones de transporte directas con China continental es otra posible manera de impulsar la prosperidad de Matsu. El jefe del distrito de Lianchiang, Liu Li-chyun recalca que estos lazos son necesarios y deberían iniciarse pronto. “Estos tienen un considerable papel que desempeñar en la promoción de los intercambios bilaterales económicos y comerciales”, dice. “Una vez que estén en marcha, podemos usar los contactos resultantes para resolver la crisis política paso a paso”.
La formación de alianzas comerciales se ha convertido en una tendencia global, según Liu, que cita la Unión Europea como un ejemplo. Con la planificación adecuada, el Gobierno de la República de China podría transformar Matsu y Kinmen en centros portuarios parecidos a Hong Kong, centros de venta de productos hechos en Taiwan para los millones de chinos continentales que viven en la costa de la región de Fukien.
“El turismo y los lazos directos a través del Estrecho son dos metas principales que deberíamos tratar de alcanzar aquí en Matsu”, reitera Liu. “Sólo así podrá Matsu llegar a tener un mejor futuro y convertirse en una mina de oro para el Gobierno, en lugar de ser un desagüadero para sus recursos”. Entretanto, los residentes de Matsu deben tener paciencia, ya que si el Gobierno desarrolla estas islas, los turistas vendrán”



 

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