Festival




TAIWAN FESTIVAL DE LINTERNAS 

La Oficina de Turismo ha estado sosteniendo el Festival de Linterna del Taiwán durante 20 años atraer a visitantes y levanta el perfil internacional de los encantos culturales de Taiwán. Tradicionalmente, el festival ha sido celebrado por llevando linternas de la mano. El Festival de Linterna del Taiwán añade un de alta tecnología a este costumbre tradicional y trae el acontecimiento a la etapa internacional. De a las demostraciones de linterna de tema a artes populares y funcionamiento, el festival se ha hecho un favorito perenne de vecinos y visitantes extranjeros igualmente.

 


Yenshui Festival de Fuegos artificiales 

La demostración de fuegos artificiales puesta por Dios de Templo De guerra en Yanshui, Tainan el Condado es uno de los acontecimientos más populares y muy esperados durante el Festival de Linterna.

La demostración comienza un día antes del Festival de Linterna con el viaje de la silla de sedán del dios, acompañada por la descarga de petardos. El ruido, luces, y las festividades que siguen siguen bien en la mañana siguiente.


Bombeo de Maestro Han Dang


 El Festival de Linterna es celebrado durante el 15o día del primer mes lunar con una serie de actividades en todas partes de Taiwán. Entre los acontecimientos de toque de luz en este tiempo es el viaje de inspección del Amo de deidad Han Dan en la Ciudad Taitung. Como el guarda del tesoro celeste, Han Dan es reverenciado hoy como un dios de riqueza, pero la gente cree que él era una vez que una verdadera persona llamó Chao Kung-ming. Cuando el dios hace su viaje anual de inspección del mundo terrenal, las muchedumbres resultan para rezar para su bendición y la fortuna buena. Durante el día del festival, Han Dan también es unido por otros dioses de los templos en varios municipios y Taitung de los viajes de la comunidad. Las casas en estas áreas preparan los ofrecimientos de flores frescas y fruta y encienden las cuerdas de petardos para dar la bienvenida a Han Dan.
TAIPEI & KAOHSIUNG FESTIVAL DE LINTERNAS 
 Vistoso y las linternas de todos los tamaños y formas siempre eran la atracción principal del Festival de Linterna, que es celebrado con un magnífico festival nacional y el festival principal en Taipei y Kaohsiung.

El Festival de Linterna del Taipei es sostenido durante varios días en el Pasillo de Memorial de Kai-shek Chiang, alcanzando su pico durante el día del Festival de Linterna sí mismo. Hay una linterna gigantesca que representa el animal de zodiaco chino de este año, que es el centro de la mesa del festival. Hay también muchas linternas tradicionales, demostraciones de linterna electromecánicas, y flotadores de linterna grandes diseñados por empresas diferentes.






El Festival de Linterna Kaohsiung es agarrado el Río de Amor. Durante el período de festival, ambos lados del río así como Wufu Rd., Heping Rd., Guangzhou San. 


Pingxi Sky Festival de Linterna














Estos "faroles celestiales" también eran conocidos como "faroles Kungming". Según la leyenda, se acredita su invención al estratega militar del Período de los Tres Reinos, Chuke Liang (181 - 234), también conocido como Kungming. Se dice que Chuke, las usaba de alguna forma ya olvidada para enviar información táctica durante las batallas.

Un grupo de faroles celestiales se eleva al cielo en las proximidades del pueblo de Pinghsi, en el norteño distrito de Taipei, Taiwan.
Este género de faroles fue traído a Taiwan por los inmigrantes de la provincia de Fukien (Fujian) en China continental, quienes llegaron al área a trabajar en las muchas minas que existían en ese entonces. "Entre los primeros en llegar durante la primera mitad del siglo XIX estaba la familia Hu", cuenta Lin; "y su patio frontal fue el origen de los faroles celestiales de Pingsi".
En esa época, Pinghsi era un sitio sin ley y llena de bandidos, y los pobladores locales adoptaron los faroles como una forma de avisar a otros en las colinas cuándo era seguro regresar al pueblo. Nadie tiene la certeza de cómo se usaban los faroles como advertencia; o más bien, muchas personas están seguras de que tenían ese uso, pero tienen diferentes explicaciones.

Por ejemplo, Lin tiene la teoría de "uno para malo, dos para bueno". "Un farol era enviado para advertir de una incursión, y dos eran liberados después cuando era seguro volver", señala.
Sin embargo, con una administración más eficiente bajo el gobierno colonial japonés (1895-1945), ya que se necesitaba de un pase para entrar en las montañas, los faroles ya no fueron indispensables y su uso declinó. Solamente unos pocos, entre ellos el padre de Lin, quien se había casado con una descendiente del clan Hu, recordaban cómo fabricarlos.
A principios de la década de 1990, Lin solicitó al gobierno local promover este arte como una forma de darle publicidad a su pueblo. Posteriormente, ya que los faroles ascendían a más de tres mil metros, a la gente se le ocurrió la idea de escribir mensajes y deseos a las deidades en ellos.
Hábitos religiosos de este tipo son populares aún en esta era secular. Por ejemplo, un pendiente que cuelga en el muro del estudio de Lin, le fue dado por estudiantes del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Taiwan. Ellos habían estado estudiando en el cercano Río Keelung, y vinieron a él para aprender cómo liberar un farol para solicitar a los dioses que los ayudaran a tener éxito en uno de sus proyectos, recuerda Lin.
Tras obtener su diploma, uno de los estudiantes regresó a Pingsi para dar las gracias a Lin. "No me lo agradezcas", le dijo Lin, "sólo regresa al mismo lugar y libera otro farol para expresar tu agradecimiento a las deidades".
Entre los recién casados y las parejas sin niños, se pedía un deseo que era especialmente popular por la feliz coincidencia de que "faroles celestiales" se pronuncia tian-ding en hoklo o dialecto taiwanés. Esto suena igual que "tener un bebé varón", un deseo auspicioso para los locales, especialmente en tiempos antiguos cuando la mano de obra era escasa, y la riqueza y el estatus de una familia dependía de tener muchos hijos.
La estructura de los faroles también tenía connotaciones con la "reproducción". La estructura básica estaba hecha de bambú, explica, dentro de la cual pendía una vara de metal en forma de "Y", de la que colgaba un gancho que sostenía el papel empapado en queroseno para quemar. Este gancho era un símbolo masculino, señalan los especialistas la materia.
Sin embargo, hoy en día pocas personas confeccionan los faroles siguiendo la forma tradicional. Esto se debe a que hay que encontrar el bambú correcto, cortarlo en los tamaños apropiados, y hacer los faroles de cinco lados toma más tiempo que hacer los faroles de cuatro paneles con varillas plásticas.
Si bien resulta más fácil y económico hacer un farol con materiales modernos como el plástico; sin embargo, como el plástico no se descompone cuando los faroles caen de vuelta a la tierra, podría ser dañino para el medio ambiente.

FESTIVIDADES EN TAIWAN
La Fiesta de la Primavera:
El año Nuevo Chino señala el comienzo del año lunar. Es el momento en el que las familias realizan sacrificios a los antepasados y a un panteón con una mezcla de deidades taoístas y budistas. Es habitual que los preparativos para este señalado acontecimiento se prolonguen durante todo un mes. La víspera, se lanzan cohetes para espantar a los espíritus malignos. Los parientes y amigos aprovechan para saludarse durante las primeras semanas del nuevo año.

La Fiesta del Farolito.- Esta fiesta conocida como yuan hsiao, tiene lugar dos semanas después del Año Nuevo Chino. Comienza con un espectáculo de fuegos artificiales que señala la primera luna llena del nuevo año, y alcanza su punto culminante con una procesión de farolitos de hasta tres kilómetros de longitud. Los participantes caminan de forma especial, agrupando los pasos de siete en siete o de ocho en ocho, lo que hace que la procesión avance serpenteando como un ciempiés. Según la tradición, esto se hace para invocar a las divinidades protectoras, mientras que los farolitos constituyen la prolongación simbólica del glorioso pasado chino. 

La Fiesta de la Barca del Dragón: La fiesta de barca del dragón (Tuan Wu) se celebra el quinto día del quinto mes lunar, que coincide con el comienzo del verano y se considera un mes desafortunado. Para expulsar el mal, se encienden farolitos de múltiples colores, se bebe vino de rejalgar y se realizan ceremonias de purificación con artemisa. Las carreras de barcas de dragones y los tzung-tsu (bolitas de arroz envueltas en hojas de bambú) conmemoran los esfuerzos por encontrar a Ch'u Yuan (muerto en 290 A.C), patriótico poeta.
La fiesta de Mediados de Otoño: La fiesta de mediados de otoño (Chung Ch'iu) tiene lugar el 15 del octavo mes lunar para celebrar que la cosecha ha terminado con éxito. La luna gran alcanza un tamaño en este día, por lo que es un destacado símbolo en todas las celebraciones relacionadas con esta fiesta.
Nacimiento de Confucio:
Confucio es reverenciado como el más grande de los sabios y modelo de humanidad, por lo que la fecha de su nacimiento, el 28 de septiembre, es también el día del profesor, fiesta oficial en la República de China. A primeras horas de la mañana se celebra una solemne ceremonia con bailes, música y trajes clásicos en todos los templos confucionistas de la nación.
La fiesta del Doble Diez: El 10 de Octubre se celebra el alzamiento de Wuchangen 1911, que condujo a la fundación de la República de China. Entre las actividades del día del Doble Diez figuran vistosos desfiles y espectáculos de fuegos artificiales. Los edificios, calles y plazas se decoran con gran colorido para la ocasión. Se celebran actos sociales y culturales.

Otras Fiestas Nacionales:
Otras fiestas nacionales son el aniversario de la fundación de la República de China (1 de Enero), el día de la juventud (29 de marzo), el Día de Difuntos (4-6 abril), el nacimiento de Chang Kaichek (31 de Octubre), el nacimiento de Sun-Yat-Sen (12 de noviembre ) y el Día de la Constitución (25 de diciembre).
El Año Nuevo lunar en Taiwan

Door Gods Door Gods
Para mantener alejados a los fantasmas y monstruos, se colocan figuras de los Di-oses de la Puerta en las puertas. (Cortesía del Consejo de Asuntos Culturales)
El Año Nuevo lunar es una de las fiestas más significativas para el pueblo chino en todo el mundo, indistintamente del origen de sus antepasados. La fiesta es una ocasión muy jubilosa debido principal-mente a que es el tiempo en que la gente se libra del trabajo para reunirse con la familia y los amigos.
El origen del Festival del Año Nuevo lunar se remonta a miles de años atrás a través de una serie de coloridas leyendas y tradiciones. Una de las leyendas más famosas es la de Nian (年), una bestia extre-madamente cruel y feroz, que según la creencia de los antepasados, comía personas en la víspera del Año Nuevo. Para mantener lejos a Nian, se pegaban coplas en papel rojo en las puertas, se iluminaba con antorchas y se encendían petardos durante toda la noche; ya que se dice que Nian temía el color rojo, la luz del fuego y los ruidos muy fuertes. A inicios de la mañana siguiente, al impregnarse el aire con los sen-timientos de triunfo y renovación por haber mantenido alejado a Nian por otro año, el saludo más popu-larmente escuchado era gong-xi (恭喜) o “felicitaciones”.
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Para asegurar buena suerte en el año venidero, los taiwanenses dan un nombre es-pecial para cada plato. Este es llamado las “cinco bendiciones del Año Nuevo” y representa longevidad, riqueza, paz, sabiduría y rectitud. (Foto de Chang Su-ching)
Aunque las celebraciones del Año Nuevo lunar generalmente duran solamente varios días, a partir de la Víspera del Año Nuevo, el festival en sí dura en realidad unas tres semanas. Se inicia en el día vein-ticuatro del duodécimo mes lunar. Se cree que en ese día, varios dioses ascienden al Cielo para presentar sus respetos e informar acerca de los asuntos hogareños al Emperador de Jade, la deidad suprema del taoísmo. Según la tradición, las familias honran esos dioses quemando papel moneda de uso ritual para pagar sus gastos de viaje. Otro ritual consiste en embarrar azúcar de malta en los labios del Dios de la Cocina, una de las deidades que viajan, para asegurar que él presente un informe favorable al Emperador de Jade o se mantenga en silencio.
Seguidamente, se cuelgan “coplas de primavera” alrededor de la casa. Las coplas de primavera son rollos y cuadros de papel escritos con bendiciones y palabras de buen augurio, tales como “buena suerte”, “riqueza”, “longevidad” y “tiempo de primavera”. Los cuadros de papel son generalmente pegados al revés, debido a que la letra equivalente en mandarín para “al revés”, dao, es homófona con la palabra “llegada”. Así, los cuadros de papel representan la “llegada” de la primavera y el “arribo” de tiempos más prósperos.
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La tradición prescribe que mientras más ancha sea la hendedura del fa-gao (發糕), una especie de dulce de arroz, más próspero será el año que se inicia.
En la Víspera del Año Nuevo, los miembros de la familia que ya no viven en la casa hacen un esfuer-zo especial para retornar al hogar para una reunión y compartir una suntuosa comida. En ese momento, los miembros de la familia entregan hong bao o “dinero de buena suerte” en sobres rojos a los ancianos y niños, y se quedan despiertos durante toda la noche para darle la bienvenida al Año Nuevo. El pueblo chino ha creído por mucho tiempo que permanecer despierto durante toda la noche de la Víspera del Año Nuevo ayuda a que sus padres tengan una vida más larga. Así, se mantienen encendidas las luces durante toda la noche —no sólo para alejar a Nian, como en los tiempos antiguos— sino también como una ex-cusa para mantener a la mayor parte de la familia reunida. Algunas familias incluso realizan ceremonias religiosas después de la medianoche para darle la bienvenida al Dios del Año Nuevo a sus hogares, un ritual que generalmente termina con una enorme ronda de petardos.
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Para los niños, la parte más emocionante de la fiesta es cuando reciben sus hong-bao (紅包) o sobres rojos con dinero.
Lo primero que se hace en el Día del Año Nuevo es el ritual para rendir homenaje a los antepasados. Después, se venera a los dioses, seguido por un acto donde los miembros más jóvenes de la familia presentan sus respetos a los mayores que todavía viven. La gente se pone vestidos nuevos y visita a los amigos, vecinos y familiares para intercambiar buenos deseos de gong-xi fa-cai (恭喜發財), que significa “felicitaciones y prosperidad”. Es un momento para la reconciliación, donde se dejan aparte los rencores del pasado en medio de la atmósfera amistosa y llena de calor humano.
Unas de las vistas más espectaculares durante el Festival del Año Nuevo lunar son las danzas del dragón y del león. Las cabezas de esas temibles bestias supuestamente ahuyentan el mal, y los ágiles movimientos de los danzantes ofrecen un gran espectáculo para deleite de todos.
El segundo día del Festival del Año Nuevo lunar es el día en que las hijas casadas retornan al hogar de sus padres. Si ella es una recién casada, su marido la debe acompañar y llevar regalos para su familia. Según una encantadora leyenda, el tercer día del Año Nuevo es el día en que los ratones casan a sus hijas. Por eso, durante esa noche, se supone que la gente debe acostarse temprano para que los ratones puedan llevar a cabo sus ceremonias de matrimonio.
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Los mercados se tornan muy animados con gente comprando alimentos para la fiesta del Año Nuevo.
En el cuarto día, el fervor comienza a disiparse. En la tarde, la gente prepara ofrendas de comida para recibir el retorno del Dios de la Cocina y su séquito de su viaje a la corte del Emperador de Jade. El retorno del Dios de la Cocina significa el fin de la libertad de la supervisión espiritual, por eso un popular refrán chino dice: “Nunca es muy temprano para despedir a los dioses ni es muy tarde para invitarlos a que retornen”.
El quinto día pone fin a las festividades del Año Nuevo lunar. Se quitan todas las ofrendas de los altares y la vida retorna a la normalidad. Finalmente, en el noveno día, se presentan numerosas ofren-das en el atrio o patio de los templos para celebrar el cumpleaños del Emperador del Jade, que según la creencia popular, nació inmediatamente después de la medianoche del noveno día.
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Debido a que el término en mandarín para pescado (yu) es homófono de “abundancia”, las decoraciones en forma de pez son muy populares durante el Año Nuevo lunar.
Como en todas las festividades similares, la comida juega un papel importante durante todo el Año Nuevo lunar, y las cenas tienden a ser especialmente suntuosas. Muchos de los platos que se preparan para esta ocasión se sirven debido a que son considerados como símbolos de buena suerte. Por ejemplo, el pescado (yu) representa “abundancia”; la cebollina (jiu-cai) significa “eternidad”; los nabos (cai-tou) simbolizan “buen augurio”; mientras que las bolas de pescado (yu-wan) y de carne (rou-wan) representan “reunión”. También se preparan bocadillos auspiciosos para la ocasión, tales como el pudín de arroz glutinoso (nian-gao), para desearle a la gente que “avance hacia cargos más altos”. La gente del norte de China generalmente prepara empanadillas (shui-jiao) que tienen la for-ma de lingotes de oro y supuestamente ayudan a quienes las coman a amasar fortuna.
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Durante el festival del Año Nuevo lunar, los templos están atestados con fieles que queman incienso y hacen ofrendas para tener fortuna y felicidad en el año venidero.
Sin embargo, el festival del Año Nuevo lunar no es solamente diversión a gusto, y ciertos tabúes y supersticiones de la temporada nunca han perdido su poder persuasivo. Por ejemplo, la gente cree que barrer el piso durante los primeros cinco días del Año Nuevo lunar es de mala suerte, debido a que uno puede accidentalmente barrer la buena suerte y riqueza de uno fuera de casa. También se prohibe sev-eramente el lenguaje malo y hablar de la muerte. Si se rompe un plato, es vital decir tan pronto como sea posible “sui sui ping an”(歲歲平安), que significa “paz a través del año”. Hay que mantener encen-didas las barras de incienso y las velas de los altares día y noche para promover la longevidad; y algunas familias esconden los cuchillos y las tijeras para evitar que uno accidentalmente corte el “hilo de la buena suerte” en el año que viene.

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Con sus animados movimientos y vestidos de brillantes colores, las danzas del dragón y del león constituyen uno de los mayores eventos del Año Nuevo lunar.
Algunos de esos rituales y supersticiones tienen una connotación espiritual, y por lo general, todos los templos de Taiwan se encuentran ocupados en esta época del año ya que grandes multitudes acuden a ellos para quemar incienso y orar por buena suerte. De hecho, algunos de los templos más importantes cierran sus puertas antes de la medianoche en la Víspera del Año Nuevo a medida que una ruidosa e ilu-sionada muchedumbre se congrega afuera. Al tocar la medianoche, las puertas se abren de par en par y la gente se desplaza al frente en un intento por ser el primero en colocar su incienso en el incensario, ya que otra vieja tradición dice que la primera persona será bendecida con buena suerte para todo el año venid-ero.
Aunque parte de la magia del Año Nuevo lunar se ha desvanecido en Taiwan debido a la incesante industrialización de la isla, el festival y las celebraciones que le acompañan son insuperables en im-portancia. Mucho antes de la llegada de la fiesta, los vendedores ambulantes ya comienzan a buscar los mejores sitios donde exhibir sus “coplas de primavera”. La compra de artículos para el Año Nuevo lunar también comienza temprano y es una de las actividades más característica del festival en Taiwan. Por ejemplo, la Calle Tihua, que está ubicada en una antigua zona de la ciudad de Taipei y es famosa por sus productos alimenticios, queda atestada de gente que compra mercaderías para el festival. De los altoparlantes en las tiendas por departamento se escuchan canciones familiares y música tradicional relacionadas con el Año Nuevo lunar, y muchos de estos negocios realizan ventas de fin de año para atraer a los asalariados, cuyos bolsillos están repletos con dinero recibido de los tradicionales bonos anuales que se reparten en esta época del año.
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Paz y prosperidad en el Año Nuevo, por Huang Yue  (dinastía Ching), muestra la atmósfera festiva de escribir y colocar coplas de primavera durante el festival del Año Nuevo lunar . (Cortesía del Museo Nacional del Palacio)
Así, varios días antes de la Víspera del Año Nuevo lunar, la gente que vive lejos de sus familias co-mienza a prepararse para viajar a casa. En un intento por evitar los embotellamientos de tráfico, muchos comienzan el recorrido el día anterior. Aquéllos que dependen del transporte público generalmente acampan en bolsas de dormir en los aeropuertos, estaciones de tren y terminales de buses para asegu-rarse de obtener las reservaciones de la fecha en que viajarán, y los boletos usualmente desaparecen al momento que son puestos a la venta. Los trenes, buses y aviones están siempre llenos. No importa cuán pesada sea la jornada, se considera que vale la pena soportar todas las inconveniencias una vez que la familia se encuentre reunida en la mesa para la cena del Año Nuevo lunar, la comida más importante del año. En efecto, no importa cuáles sean los cambios a través del tiempo, la noción de reunirse con la fa-milia siempre se encuentra en el centro de las celebraciones del Año Nuevo lunar.

El Festibal de las  Linternas

El día 28 de febrero se celebra el Festival de las Linternas, el cual marca el fin de las celebraciones del año nuevo chino. El festival inicia el día 15 del primer mes del calendario lunar chino, por lo que cada año el festival se celebra en una fecha diferente.


El festival se celebra en las diferentes localidades de Taiwán, con celebraciones tradicionales en los templos de toda la isla de Taiwán. Templos decorados con linternas de color rojo y mensajes de prósperidad escritos en tinta de color negro sobre las linternas.
Con el pasar de los años el festival ha cambiado hasta convertirse en una atracción turística que atrae a visitantes de los diversos países del mundo. LLevándose a cabo festivales a gran escala en las ciudades más importantes de Taiwán.
Este año la ciudad de Chiayi en el sur de la isla fue elegida para ser la anfitriona del Festival de las Linternas de Taiwán, que es el festival más grande de la isla y atrae a visitantes de todas partes del mundo. El Festival de las Linternas de Taiwán en Chiayi estará abierto al público del 28 de febrero al 7 de marzo.

Reviviendo el espíritu folklórico del tambor

Reviviendo el espíritu folklórico del tambor 
Las actuaciones del Grupo de Percusión Artística Diez 
Tambores están impregnadas de sonido, dinamismo, 
espiritualidad y vitalidad.
Al llegar al somnoliento pueblo de Rende, en el sureño distrito de Tainan, comenzamos a buscar la Villa Cultural Diez Tambores. No fue difícil dar con ella por las instrucciones recibidas, había que buscar una alta chimenea con un símbolo dibujado en lo más alto de su cuello. En medio de los áridos
terrenos que anteriormente eran cañaverales, divisamos una enorme chimena, y cerca del tope, el emblema inequívoco de una letra “diez” en chino muy estilizada.

En unos minutos, llegamos a la sede del antiguo ingenio de la Corporación del
Azúcar de Taiwan en Rende. Ya no se percibe el olor a melaza, ni el calor del horno,
tampoco se escucha el ruido del trapiche. En vez del bullicio que suele escucharse
en un ingenio en tiempos de zafra, se siente un aire de frescura y tranquilidad.

Nos recibe a la entrada Yang Yu-wen, que se presenta como subcomandante del
“regimiento”. Me parece extraño que se identifique de esta manera y me preguntó a
mí mismo si no me he equivocado de lugar. “¿Estoy en un cuartel militar?”,
indago mentalmente.

Al poco rato, me percato de la razón de su título. El sitio es la sede de un grupo de
música de percusión, cuyo entrenamiento sigue un riguroso patrón que asemeja a la
vida de un cuartel militar, en términos de disciplina, orden y dedicación.

El Grupo de Percusión Artística Diez Tambores fue fundado en la primavera de 2000.
Su meta principal es transmitir la herencia cultural local de Taiwan y entrenar más
personas interesadas en las artes de percusión. El significado de “Diez Tambores”
es llevar a cabo el espíritu del fundador del grupo: “Diez” representa generar fuerzas
de todas las direcciones y alcanzar la unidad.

Su fundador y director es Hsieh Shih, que ha adoptado un nombre más
occidental para identificarse: Ten Hsieh. En chino, “Shih” significa diez, y ese
número ha sido adoptado para designar a su grupo artístico, a pesar
que en sus presentaciones se tocan más de diez tambores.
Reviviendo el espíritu folklórico del 
tambor-2
Algunos de los tambores chinos típicos que se exhiben en el Museo 
de Tambores de la villa cultural.
Además, para promover las artes de percusión, el grupo lleva a cabo la educación
humanista, promueve la iniciación en la educación especial, ilustra múltiples
sabidurías, populariza el arte de los tambores, crea y transmite el arte de percusión
localmente, a la vez que procura reforzar el intercambio cultural a nivel mundial.

Para ello, “Diez Tambores” insiste en crear y enseñar localmente la percusión como
su meta principal, con la esperanza de inspirar a los ciudadanos a valorar el tradicional
arte de los tambores. También insta a todos los amantes de tambores que desarrollen
las artes de tambor tradicionales en la isla, ya que esperan que Taiwan pueda ser una
famosa “Tierra de la Música de Tambores” del mundo en el futuro.

Ten Hsieh, nos explica un poco el sentimiento que siente hacia los tambores:
“El significado del tambor es como la vida misma. El poder de la vida surge
desde el mismo momento del nacimiento. Desde que está en el vientre de la madre,
el niño ya está ligado a un ritmo, el palpitar del corazón de su madre. El mismo
es muy parecido al ritmo del tambor. La mayor parte de nuestras obras surge
de lo que aprendemos de la naturaleza, buscamos la inspiración en la naturaleza”.

De hecho, el fundador del grupo ha estado íntimamente relacionado con los
tambores y aprendió a tocarlos desde muy temprana edad. Según describe, es
una tradición que ha heredado de la familia.

“Empecé a tocar a los tres años. Creo que ha sido durante toda mi vida. El tambor
es como una historia de mí mismo. Mi padre me enseñó a tocarlo. El murió a temprana
edad y aquí estoy, tocando el tambor. A los doce años de edad, sentí que mi padre
estaba dentro de mí y me urgía a seguir tocando el tambor”, señala Hsieh.

En 2005, recibió en consignación un área de cinco hectáreas que ocupaba el antiguo
ingenio de la Corporación del Azúcar de Taiwan. Las instalaciones estuvieron
abandonadas por más de una década, porque desde hace mucho tiempo la
empresa estatal ya no produce azúcar, sino que la importa debido al enorme costo
de la mano de obra local.
Reviviendo el espíritu folklórico del 
tambor-3 Todos los tambores que usa el grupo son hechos manualmente por maestros artesanos siguiendo estrictos patrones tradicionales.
Hsieh nos explica que los miembros de su grupo trabajaron arduamente durante meses para limpiar y acondicionar el área, con el fin de convertirla en una zona cultural muy peculiar. Allí, se observan los detalles de un esfuerzo por alcanzar el equilibrio de
las actividades diarias con la naturaleza. Es un proyecto basado en el esquema de construir-operar-transferir, y en la actualidad, muchos visitantes acuden al lugar los fines de semana para experimentar una sensación audiovisual diferente.

Diariamente, los miembros del grupo inician el día haciendo una correría de varios kilómetros para mantenerse en excelentes condiciones físicas. Esto es indispensable para tocar el tambor con fuerza y a veces, por largos períodos de tiempo.

También son indispensables la autodisciplina y la meditación, para poder integrarse espiritualmente con el instrumento de percusión y la pieza musical que se ejecuta en el momento.

El Grupo de Percusión Artística Diez Tambores realizará una gira del 10 al 27 del
presente mes por Paraguay, El Salvador y Panamá, en ese orden. El grupo cultural
contará con un elenco de unas cuarenta personas, que presentarán un programa dotado
de excepcional colorido y sonoridad.

La gira es patrocinada conjuntamente por la Oficina de Información del Gobierno y las Embajadas de la República de China en Paraguay, El Salvador y Panamá.

“En esta oportunidad, hemos incluido melodías típicas de cada uno de esos tres países
y las hemos integrado en nuestra actuación de tambores. En la presentación, las vamos
a ejecutar como último número para cerrar el espectáculo. No sé el nombre de ellas aún”, informa Hsieh acerca de lo que tiene preparado para la gira.

Nos extraña que haya optado por incluir canciones latinoamericanos en su repertorio y preguntamos cómo ha logrado conocer esas melodias. Al respecto, Hsieh comenta: “La Oficina de Información del Gobierno me envió varios casettes grabados y he seleccionado algunas canciones para adaptarlas al concierto de tambores”.
Reviviendo el espíritu folklórico del 
tambor-4 Ten Hsieh: “El significado del tambor es como la vida misma”.
El programa estará dividido en tres partes, donde se expresan los sentimientos folklóricos, aborígenes y del entorno natural en Taiwan. De esta manera, los artistas
tratarán de presentar la tradición folklórica, la idiosincracia de las tribus aborígenes y la belleza del paisaje isleño.

La primera parte muestra un repertorio de las expresiones sonoras más representantivas del folklore taiwanés, incluyendo los tambores y gones indispensables en todo género de presentaciones para ocasiones festivas. Así, el público podrá apreciar un rápido caleidoscopio de eventos como las danzas del león, las comparsas de templo y los
festivales religiosos, que denotan la pasión y sencillez de la cultura isleña.

En la segunda parte, el grupo interpretará algunos de los aspectos más sobresalientes de la rica y variada expresión cultural de las diversas tribus aborígenes que habitan en Taiwan. Valiéndose de los tambores, se trata de contagiar al público con el estado emotivo que expresa la gracia y el movimiento de los aborígenes.

Por último, se trata de traducir el panorama visual de los paisajes de Taiwan en expresiones auditivas que evocan su belleza natural. Con su rítmico sonido se presenta el sorprendente impulso del movimiento del soplo del viento y el irrumpirde las olas. Se usa un gon y el cimbal para reproducir una atmósfera majestuosa. En la tercera parte del programa, cada acción y movimiento exhibe su propio significado simbólico.

La pieza más importante de la presentación es Diez Tambores ~ Encanto de Taiwan,
donde su autor, Ten Hsieh, procura presentar a Taiwan reflejada en la vida diaria de su
pueblo, los cantos de los pueblos aborígenes que giran alrededor de las montañas, el
inmenso Cielo y la Tierra con sus magníficos ríos y montañas, y las características
tradicionales innovadas por la técnicas de tamborileo que han sido integradas en la composición de dicha pieza musical.

En medio de los problemas del calentamiento global, la crisis económica, el
cambio climático y la incertidumbre política en que vivimos en nuestro mundo de hoy,
el Grupo de Percusión Artística Diez Tambores intenta despertar la dimensión espiritual
del ser humano, para salir de la penumbra y trabajar por un mundo mejor. A través de sus actuaciones, procura estrechar los lazos con otros grupos afines en el mundo, lograr
que las personas de otros países conozcan más acerca de Taiwan y hacer un llamado
para proteger nuestro medio ambiente.

Texto y fotos de Luis M. Chong L.

Despidiendo al Dios de la Pestilencia

El momento culminante del festival del barco de Wang Yeh es la quema ritual de la embarcación en la playa, para enviar al Dios de la Pestilencia y su carga de males y enfermedades en un largo viaje sin retorno.

Recientemente fuimos un grupo de conocidos al Templo Tunglung, en el sur de Taiwan. Como de costumbre, Peter Chih-lin Hsiao, encargado de relaciones públicas del templo y amigo personal del autor, procuró preparar algo especial para recibirnos. Hace unos meses, nos dio la bienvenida con una espléndida actuación por parte de una orquesta de música tradicional de una escuela primaria local.
En esta ocasión, quiso prepararnos la presentación de un coro de amas de casa y citó a sus integrantes para recibirnos a nuestra llegada. Sin embargo, la noche anterior de nuestro arribo se acordó de algo muy importante: durante un par de semanas después de la quema del barco de Wang Yeh, debe observarse un riguroso silencio en el templo.
En consecuencia, no se permiten sonar tambores o gones, ni tampoco tañir campanas, quemar petardos, realizar actuaciones de ópera local, aplaudir o hacer sonidos muy fuertes; ya que podrían estar “llamando de vuelta al poblado a las deidades despedidas”.
Finalmente, fuimos recibidos con un fuerte apretón de manos y el normal recorrido ritual por las instalaciones del templo, con el fin de realizar los tributos de respeto a las deidades que allí se veneran.
La tradición local de quemar el barco de Wang Yeh cada tres años se remonta a hace más de 300 años, y en vez de disminuir, ha crecido con más fuerza como puede ser comprobado por la asistencia de más de cien mil fieles al recién concluido ritual de ocho días en el puerto pesquero de Donggang, en el sureño distrito de Pingtung.
El evento de Donggang es el mayor de su género en Taiwan, y tuvo su grandioso final a las 5:30 de la mañana del 17 de octubre pasado, cuando la lujosamente decorada embarcación con su rico cargamento de ofrendas fue consumido por las llamas, que simbólicamente se llevaron los malos espíritus y las preocupaciones de los creyentes locales.

El arco de entrada del Templo Tunglung es una imponente estructura de mármol y oro puro, construido a un costo superior a ocho millones dólares estadounidenses.


El Templo Donggang posee un impresionante arco de entrada de mármol y oro puro, construido a un costo superior a ocho millones dólares estadounidenses. A pesar de estar al descubierto, nadie se ha atrevido a arrancar un pedazo de su estructura de oro, tal vez por temor a la maldición de la deidad principal a quienes se atrevan a tal osadía.
El ambiente sombrío de la ceremonia pone de relieve la firme creencia de los pobladores en que el Dios de la Pestilencia puede ahuyentar los males y librar de epidemias a la localidad.
Lin Mao-hsien, profesor asistente de Cultura y Lengua Taiwanesas de la Universidad Nacional de Taichung, explica el hecho: “Por temor e ignorancia frente a las pestes, tifoidea, cólera y malaria, la gente en el pasado puso su fe en la deidad, pensando que podía repeler esas enfermedades mortales”.
Lo que comenzó como un sencillo rito propiciatorio para aplacar la ira del Dios de la Pestilencia, ha adquirido actualmente proporciones casi místicas. El evento de este año fue particularmente grandioso, ya que incluso hoy en día, se cree que el divino emisario que patrulla el mundo de los mortales cada cierto tiempo, tiene la capacidad para arrancar el virus de la gripe A(H1N1). Por tal razón, fue invocado para ese propósito.
Esta tradición es muy importante, ya que se cree que durante su recorrido, el Dios de la Pestilencia pasa recogiendo todos los males en su colorido barco. A la vez, ahuyenta todos los malos espíritus de la zona.
La embarcación lujosamente decorada fue construida con junípero vietnamita de la más alta calidad, y dotada con versiones miniaturizadas a escala de todos los accesorios necesarios para una larga travesía. Allí se introdujo una adecuada cantidad de animales domésticos, diversos tipos de comida, todos los muebles necesarios para la tripulación, así como cañones y armas para que la tripulación fantasmagórica pueda defenderse en caso de ataque.
La nave no fue siempre construida con tanto lujo. Al inicio, era hecha de una armazón de bambú con cuerpo de papel. Según Hsieh Chung-sheng, artesano encargado de construir el barco ceremonial, la primera embarcación de madera se construyó en 1973, cuando los residentes locales tuvieron suficiente dinero para cubrir los gastos.
Hsieh y un grupo de cien trabajadores trabajaron durante más de un año para completar la nave. Su diseño sigue rigurosamente los patrones para construir las antiguas naves de la flota imperial.


El pueblo acude a hacerse una “limpia” o rito exorcista para despojarse de la mala suerte, en la entrada del templo.

Una semana antes del día de la quema, se inicia un festival, donde los fieles acuden al templo a quemar incienso y papel moneda votivo, orar y hacerse “limpias” con los representantes celestiales especialmente designados para la extraordinaria ocasión.
En vísperas de la quema, la nave ceremonial es paseada en procesión por todo el pueblo desde temprano en la mañana y regresa al templo alrededor de las seis de la tarde. Después de los ritos taoístas, la embarcación es llevada a la playa a las dos de la mañana del día siguiente, donde se procedera a la quema ritual.
Wang Yeh o Dios de la Pestilencia es la deidad más importante en los poblados en la costa sudoccidental de Taiwan, después de Matsu, la Diosa del Mar. Se estima que sólo en el distrito de Pingtung existen alrededor de un centenar de templos dedicados a la deidad.
Los orígenes de la quema del barco de Wang Yeh se remontan a la dinastía Sung (960-1279), cuando las condiciones sanitarias en el sur de China no eran tan buenas y las plagas ocasionaban con frecuencia la muerte masiva en los poblados costeros. La gente decidió construir embarcaciones de madera, paja y papel para ser quemados en el mar o los ríos, simbolizando el envío de los males y enfermedades a tierras lejanas.
Cuando los primeros inmigrantes chinos llegaron a Taiwan a fines del siglo XVI, replicaron la tradición para garantizar su salud y alcanzar la paz mental.
Después que la nave ha sido consumida por el fuego voraz, las cenizas se van esparciendo con el viento a medida que amanece. Así, se asegura de nuevo esa paz mental por otros tres años, hasta que se vuelva a realizar otra vez ese interesante y colorido ritual.

1 comentarios:

Unknown dijo...

interesante sus costumbres y atractivas,novedosas,alegres

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