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La ópera taiwanesa
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La combinación de cantos populares (ge zi) con la actuación al estilo de ópera che gu (literalmente “tambor de carro”) ha dado origen a la tradicional ópera taiwanesa, que gradualmente evolucionó a lo que es ahora reconocida como ópera taiwanesa.
Cantar canciones (ge zi 歌仔) de los libros de canto (ge zi ce 歌仔冊) fue una de las formas de entretenimiento más importante en la sociedad agrícola de antaño en Taiwan. Algunas eran canciones que cantaban los atareados campesinos trabajando en el campo; otras erange zi o za nian 雜念 de Taiwan que eran cantadas por la gente común. También habían los nian ge 念歌, cantadas por los ciegos y cantantes ambulantes, así como tonadas de pordioseros (qi shih diao 乞食調) cantadas por los mendigos. Este género de canciones era conocido colectivamente como jin ge 錦歌, una continuación de una forma menor de la música de la dinastía Ming basada en los cantos folklóricos de la sureña provincia de Fujian en China continental. Cantado primero por aficionados y gente común, el jin ge se expandió rápidamente en popularidad y pronto era usado por los animadores ambulantes.
El primer registro que se tiene de una actuación de ópera china en Taiwan fue en 1624. Introducida a Taiwan de las vecinas provincias de Fujian y Guangdong, la ópera china es clasificada en trece categorías distintas: seis óperas tradicionales (li yuan xi 梨園戲, gao jia xi 高甲戲, luan tan xi 亂彈戲, che gu xi 車鼓戲, si gong xi 司公戲, y ke jia san jiao cai cha xi 客 家三腳採茶戲 u óperas de recolección de té de los hakkas); cuatro óperas regionales (Fuzhou xi 福州戲, Putian-Xianyu xi 莆仙戲, Siping xi 四平戲, yChaozhou xi 潮州戲); y tres óperas de títeres (kui lei xi 傀儡戲 o marionetas, bu dai xi 布袋戲 o títeres de mano, y pi ying xi 皮影戲 o títeres de sombra)
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El público disfruta de una actuación de ópera taiwanesa al aire libre en el Templo Tien Hou en Tainan, como parte de las celebraciones durante el Festival del Año Nuevo Lunar. (Foto de Li Chih-hung)
El canto del jin ge, o ge zi 歌仔 en taiwanés, fue combinado con la forma operística del che gu xi 車鼓戲 (literalmente, ópera “carro tambor”) en Ilan para crear lo que posteriormente es conocida como la ópera taiwanesa (lao ge zi xi 老歌仔戲). Los repertorios, música y movimientos corporales de muchos otros estilos teatrales fueron asimilados a medida que la ópera taiwanesa se fue desarrollando en un género operístico importante por derecho propio. Las actuaciones de ópera taiwanesa bajo techo se iniciaron aproximadamente en 1925. Después de incorporar liberalmente accesorios, juegos de escenario y material de actuación de los estilos Fuzhou y Shanghai de la ópera de Pekín, la ópera taiwanesa comenzó a crecer en popularidad.
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La incorporación de útiles y juegos de escenario, así como guiones de la ópera pekinesa ayudó a aumentar la popularidad de la ópera taiwanesa.
En general, la ópera taiwanesa puede ser considerada una ópera vernacular. El estilo no sólo se expandió por Taiwan, sino también a la provincia de Fujian y otras áreas chinas en el Sudeste Asiático. En la cúspide de su popularidad, la ópera taiwanesa se presentaba tanto en escenarios bajo techo como al aire libre, por la radio, en el cine y en la televisión. Era una parte importante de los festivales de templo, e incluso de la vida diaria de la gente común.
Sin embargo, a partir de los años setenta, el rápido desarrollo transformó a Taiwan de una sociedad agrícola a una economía industrial y comercializada. Consecuentemente, las tendencias del entretenimiento también cambiaron y la ópera taiwanesa tuvo un rápido declive. No obstante, gracias a los esfuerzos entusiastas de muchos académicos, patrones del arte y talleres de trabajo sobre drama moderno, la ópera taiwanesa ha vuelto a ganar popularidad en los últimos años. Hoy, puede ser presenciada en escenarios tanto nacionales como internacionales La regeneración de la ópera taiwanesa revela la habilidad de este género teatral para adaptarse y transformarse, una característica que ha sido demostrada en cada etapa de su desarrollo.
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Con la infusión de nueva vida y energía, la ópera taiwanesa moderna puede ser apreciada en escenarios internacionales. (Cortesía del Grupo de Teatro Ming Hwa Yuan)
La base de la música de la ópera taiwanesa es el jin ge, que deriva de las rimas folklóricas, cantos folklóricos, cantos plañideros que expresan dolor y pena, y música incorporada de otros tipos de ópera. Este repertorio se expandió gradualmente para incluir nuevos cantos, ya sean compuestos por los músicos o adaptados de las tonadas populares del momento.
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Xiao sheng o papel principal masculino
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Xiao dan o papel principal femenino
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Xiao chou o bufón
La ópera taiwanesa hace uso de una amplia variedad de instrumentos musicales tradicionales. Los instrumentos de cuerda incluyen el ye hu 椰胡, una mandolina china de dos cuerdas con una caja de resonancia hecha con la cáscara del coco; da guang xian 大廣玹, una mandolina china grande dos cuerdas; jing hu 京胡, una mandolina china de dos cuerdas de sonido alto; nan hu 南胡, una mandolina china de dos cuerdas de sonido bajo; yue qin 月琴, una mandolina china de cuatro cuerdas con caja de resonancia en forma de luna llena; san xian 三 絃, especie de cítara de tres cuerdas; y gu zheng 古箏, un instrumento de 25 cuerdas que se asemeja a la cítara. Los instrumentos de viento incluyen la corneta suo na 嗩吶, así como flautas de bambú horizontales y verticales. En la sección de percusión, podemos encontrar el bang zi 梆子, un instrumento de percusión en forma de un bloque de madera hueco rectangular; shui yu 水魚, otro tipo de instrumento de percusión; gones grandes y pequeños; tambores de ópera y al estilo norteño; címbalos de todos los tamaños; campanas dobles; palmoteadores y badajos de madera.
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Actores y actrices de un grupo de ópera taiwanesa se maquillan antes de una actuación.
Posteriormente, se incorporaron también instrumentos musicales occidentales a la ópera taiwanesa, incluyendo tambores de jazz, órganos eléctricos, guitarras eléctricas, saxófonos y violoncelos. La ópera taiwanesa no es restrictiva y cualquier instrumento musical capaz de producir un sonido encantador y melodioso resulta muy probable que sea usado.
Originalmente, la ópera taiwanesa solamente tenía tres clases de papeles, a saber: el papel principal masculino (xiao sheng 小生), el bufón (xiao chou 小 丑) y el papel principal femenino (xiao dan 小旦). Posteriormente, a medida que la ópera taiwanesa comenzó a incorporar más estilos de otras formas operísticas mayores, se fue gradualmente expandiendo para incluir ocho papeles principales. Además del xiao sheng 小生, también se incorporan el actor secundario (fu sheng 副生), que a su vez fue dividido en las subcategorías de villano (fan sheng 反生) y el artista marcial (wu sheng 武生); el papel femenino lamentable (ku dan 苦旦), la actriz secundaria principal (fu dan 副旦 o hua dan 花旦), que incluye la subcategoría de la villana (yao fu 妖 婦); la actriz secundaria de apoyo (da hua 大花); la anciana (lao po 老婆 o lao dan 老旦); la actriz secundaria de tercera (san hua 三花); y la cómica (cai dan 彩旦 o san ba 三八). Con esta variedad de papeles, la ópera taiwanesa presenta en forma vívida los eventos cómicos y especiales de la vida diaria.
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Los instrumentos musicales de la ópera taiwanesa incluyen la mandolina china de dos cuerdas, la mandolina china de cuatro cuerdas, tambores al estilo norteño, badajos de madera y otros instrumentos de percusión.
El drama moderno ha influenciado significativamente la ópera taiwanesa. Originalmente, los temas de la ópera taiwanesa tradicional involucraban eventos históricos, historias de dioses y espíritus, leyendas y mitos famosos, ocasiones de buen augurio y narraciones de espadachines y héroes. Posteriormente, las historietas de amor con tramas y misterios, temas de amor y odio, y farsas fueron creativamente aplicadas para hacer que la ópera taiwanesa sea más vívida e irrestricta. Incluso la tragedia griega Odipo Rey; la ópera La Triavata de Giuseppe Verdi; Hamlet, El Fantasma de la Opera, y El Guardián Imperial han sido ejecutadas como ópera taiwanesa.
La ópera taiwanesa es parte de la vida diaria en Taiwan, reflejando los pensamientos, sentimientos y estética del pueblo. La ópera taiwanesa expresa una energía incomparable y, a medida que adapta e introduce nuevas actuaciones, continuará siendo un arte folklórico favorito en Taiwan.

Opera presenta la vida del "barbudo hombre de la Biblia"

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 presenta la vida del "barbudo hombre de la Biblia"El misionero canadiense George Leslie Mackay arriba al puerto de Danshui en una adaptación operística de su vida en Taiwan.
La luz del reflector corta a través del oscuro escenario, reposando sobre la faz del actor que hace el papel de Leslie Mackay, personaje que reflexiona acerca de su vida próximo a expirar. El cáncer está acabando con el cuerpo de este religioso canadiense en medio de gran dolor, pero aún así consigue mantenerse sereno. "Taiwan, te amo con todo mi corazón. Dedico todos mis días de vida a tí", canta el barítono. Fotografías en blanco y negro del poblado de Danshui y su río pasan detrás del escenario una tras otra, como si fueran los recuerdos del predicador barbudo que se remontan a ese 9 de marzo de 1872, cuando desembarcó por primera vez en esta tranquila ciudad portuaria.
Más de cien años después del fallecimiento de Mackay, el "bárbaro de barba negra" se hubiera sentido orgulloso al saber que la gente todavía se beneficia de un hospital conmemorativo con su nombre, y que la antorcha del conocimiento es traspasada de generación en generación a los estudiantes en el edificio que él construyó en 1882. Aún más, el reverendo se sorprendería saber que su vida legendaria se ha convertido en una ópera.
Tras seis años de planificación, El Barbudo Hombre de la Biblia tuvo su inauguración mundial el 27 del mes pasado en el Teatro Nacional, en la ciudad de Taipei. Tchen Yu-chiou, presidenta del Centro Cultural Nacional Chiang Kai-shek, y productora de la ópera, explicó que ésta es la primera producción supervisada por la organización. "También es la primera en ser cantada en dialecto hoklo o taiwanés, e inglés en el mundo", agregó.
La idea de poner en escena la legendaria vida del misionero se originó con Gordon Chin, uno de los compositores taiwaneses contemporáneos más activos. Nacido en Taiwan y educado en Japón y Estados Unidos, la música modernista de Chin revela su preocupación por la sociedad actual y la contemplación del papel de la religión. "Cuando pensé acerca de componer mi primera ópera, la historia de Mackay vino a mi mente inmediatamente", declaró Chin. "Me conmovió que viniera a Taiwan con la pregunta '¿qué puedo hacer por la isla y su gente?' Este es el espíritu que quiero despertar en la mente del público".
Para alcanzar esta meta, Chin hizo un esfuerzo sobrehumano, parecido al de Mackay durante sus días de predicador. Después de que los repetidos esfuerzos del compositor para hallar apoyo financiero resultaran fútiles, se vio casi obligado a desistir de la ópera hasta que Tchen, quien supervisaba el Consejo para los Asuntos Culturales en 2002, decidiera apoyar su propuesta y posteriormente hacer del Centro Cultural el caballo de batalla para el espectáculo cuando llegó a administrarlo en marzo de 2007.
Opera presenta la vida -1El "bárbaro de barba negra" lucha por aprender la lengua local
 Al igual que Mackay sentía el deseo de hallar un lugar donde pocos hubieran predicado la palabra de Dios anteriormente, Chin igualmente buscó el camino menos transitado al componer la primera ópera occidental cantada en hoklo. "Escoger el hoklo como la lengua principal de esta ópera fue algo natural, dado que fue la que Mackay aprendió para poder comunicarse con el pueblo", explicó. Sin ningún precedente en qué basar su obra, Chin tuvo que encontrar alguna forma para crear música que empatara con el complejo sistema tonal hoklo, añadiendo que "la rima y los acentos de la letra tienen gran impacto en las líneas de música".
En lugar de producir una mezcla de baladas tradicionales hoklo y música cristiana, Chin insistió en seguir un estilo modernista con énfasis en el empleo de ciertos instrumentos y motivos para definir a cada personaje. "Chin absorbió estos elementos y los amalgamó en una ópera occidental", comentó Chien Wen-pin, director de la Orquesta Nacional Sinfónica.
Para la libretista Joyce Chiu, su reto consistió en rebuscar historias de los archivos y manuscritos. Aunque al principio declinó la invitación de Chin para escribir la historia porque pensó que por no tener un trasfondo cristiano no era la persona adecuada para este trabajo, la directora ejecutiva de la Orquesta Nacional Sinfónica cambió de opinión posteriormente. "Cuando descubrí que la primera escuela para niñas en Taiwan fue establecida por Mackay, comencé a ver a este misionero desde un nuevo punto de vista", declaró Chiu. Para ella, Mackay no solamente es un misionero que se dedicó a predicar el evangelio, sino también un hombre que demostró su amor hacia Taiwan por medio de sus esfuerzos filantrópicos.
De esta forma, Chiu busca presentar a Mackay como un hombre cualquiera, quien tiene preocupaciones normales y sentido del humor, en lugar de sólo un hombre de Dios. Como revela su trama, Mackay estaba tan ansioso como los otros pasajeros en el viaje a Danshui, preguntándose si había tomado la decisión adecuada. También probó ser un romántico de corazón al expresar su amor por su esposa taiwanesa, Chang Tsung-ming, interpretada por la soprano Chen Mei-lin. "No veo a Mackay como un santo. Es una persona normal que logró muchas cosas poco comunes", opina Chiu.
Al igual que Mackay, Lukas Hemleb, director de la ópera y diseñador del escenario e iluminación, no es ningún extraño a la experiencia de estar entre dos culturas que chocan. Con amplia experiencia en una variada gama de óperas y piezas teatrales, fue el primer director alemán en dirigir una producción en el Teatro Nacional de Francia, y anteriormente, había colaborado con importantes artistas teatrales taiwaneses. Hemleb dirigió Luo Shen Fu -- Historia de la diosa del río Luo, para el Conjunto de Música Han-Tang Yuefu, que generó crítica excelente durante su gira por Francia en 2006.

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Gordon Chin (izquierda) y Lukas Hemleb posan junto a un cartel que promociona su ópera, la primera en dialecto hoklo e inglés. (Fotos de Chen Mei-ling)
Para el director, la historia de Mackay simboliza la turbulencia de la era. "Fue un período cuando inmigrantes de diferentes lugares se reunieron en una isla relativamente subdesarrollada", relató. "El hecho de que fuera gradualmente aceptado como parte de la comunidad y que inclusive llegara a tener debates con los intelectuales locales implica el nacimiento de una sociedad diversificada, de la que Taiwan se enorgullece ahora", señaló Hemleb. Sin embargo, la ópera también demuestra que la diversidad no se crea sin pagar un precio. En el segundo acto de la producción, un grupo de aldeanos que lleva a cabo rituales taoistas en la calle casi se da de golpes con Mackay y sus seguidores por estar cantando música cristiana.
 
Además del grupo de producción de primera categoría, la ópera también reunió una selección de actores de renombre. El personaje principal de Mackay es interpretado por el barítono Thomas Meglioranza, elogiado como "uno de los mejores barítonos de Estados Unidos" por la revista The New Yorker en julio de este año. Para sorpresa del actor, descubrió que tiene mucho en común con Mackay: ambos tienen esposas taiwanesas; les gusta viajar y experimentar nuevas culturas; y ambos lucharon por aceptar los entornos hoklo-taiwaneses sin la ayuda de recursos educativos tradicionales.
En una entrevista publicada en la Revista de las Artes Teatrales del Teatro Nacional, Meglioranza declaró que se sentía afortunado de poder recibir ayuda de los padres de su esposa, pero que aún así tomó más mucho tiempo del que esperaba aprender los ocho tonos de dicha lengua. El barítono admira cómo Mackay se dedicó a mejorar las condiciones de vida de los taiwaneses. "No predicó por medio de palabras sino a través de su sobresaliente labor humanitaria, incluyendo la instalación médica en Danshui, el Colegio Oxford y las clínicas dentales para los pueblos aborígenes en las remotas regiones montañosas de Taiwan, confesó el cantante.
El tenor surcoreano Choi Seung-jin, quien hace el papel del leal pupilo de Mackay, Yen Tsing-hua; hizo eco de los sentimientos de Meglioranza, afirmando que durante su batalla por aprender la letra de las canciones en hoklo para su papel, desarrolló un gran interés por el dialecto debido a su intensidad emotiva y bellas melodías.
Para 1900, la lucha de Mackay con su enfermedad habían desgastado su salud y lo había dejado casi sin poder hablar. Sin embargo, el ejemplo que sentó con los que conoció en sus múltiples viajes y el amor que demostró por Taiwan, van más allá de las palabras. Aún más, los pesares de la realidad pueden siempre hallar su recompensa en el arte. En la escena final, las últimas palabras de Mackay resuenan para que todos los escuchen: "Sin importar que pertenezca al pueblo han, pingpu o aborigen, ustedes son mis compatriotas. Formosa es donde descansa mi corazón. Y mis sueños sin cumplir dependen de ustedes y las generaciones venideras para hacerse realidad".

Opera autóctona

Una escena de Chung Kuei, rey de los fantasmas, casando a su hermana. Los guiones de ópera taiwanesa se inspiran en una amplia variedad de fuentes, incluyendo las leyendas chinas populares y la propia historia de Taiwan.
En una tarde calurosa y sofocante de verano en el Distrito de Taipei, la escena en el patio de un templo suburbano es suficiente para provocar lágrimas de frustración a los aficionados a la ópera taiwanesa y a cualquier persona interesada en la promoción de las artes y la cultura locales: Sobre un escenario de madera prefabricado, actores vestidos primorosamente del Grupo de Opera Taiwanesa Hsin Ho Hsing, están presentando una tragedia tradicional que trata de unos amantes que son obligados a separarse por sus familias --mientras que en un camión convertible, manchado de areca, un par de bailarinas exóticas, rodeadas de espejos, luces estroboscópicas, y guirnaldas de flores plásticas, bailan al ritmo de una música ruidosa.
Mirando a la multitud sonriente, que incluye padres con sus hijos, así como un predecible grupo de adolescentes y ancianos, Chiang Ching-liu, el fundador y director del grupo Hsin Ho Shing, dice: “Esta no es la primera vez que hemos competido por el público con estas ‘carrozas electrónicas’ --en una oportunidad estuvimos rodeados por seis de ellas”. Aunque Chiang insiste que estos entretenimientos no le arrebatarán mucho público, pocos directores de ópera tendrían tanta confianza.
“El número de óperas al aire libre está disminuyendo rápidamente”, dice Li Chan-ping, funcionario de la Comisión de Investigación Histórica del Gobierno Provincial de Taiwan. Aunque más de doscientos cincuenta grupos están registrados, según un estudio realizado por Li, quizas sólo cincuenta actúan con regularidad, y no más de cinco pueden mantener a sus miembros en la nómina de sueldos --e incluso éstos tienen serios problemas financieros. El grupo Hsin Ho Hsing es un buen ejemplo. A pesar de su popularidad, Chiang dice que recientemente ha perdido casi NT$800.000 [US$23.296] al mes, viéndose obligado a pedir préstamos para cubrir los gastos.
Tseng Yung-yi, profesor en el Departamento de Literatura China de la Universidad Nacional de Taiwan, confirma que muchos grupos enfrentan tiempos difíciles. “Los más grandes tienen suerte si pueden presentar veinte óperas al mes”, dice él, “incluso si sus actores principales ganan NT$1.000 [US$29] diarios, eso no es un salario con el que se pueda vivir. Por ello, la mayoría de los grupos de ópera se han desintegrado o se han convertido en semiprofesionales, lo que significa que sus miembros tienen un empleo regular a jornada completa, y sólo actúan de vez en cuando”.
En vista de estas circunstancias, no es sorpresa que a mucha gente le preocupe el descenso en la calidad de las presentaciones de ópera taiwanesa. Muchos grupos han colaborado sellando su destino. Tseng se refiere a un artículo de periódico de hace quince años que contenía quejas sobre la lastimosa situación de este campo: “Se han incorporado a la ópera chistes obscenos y vulgares, así como canciones populares japonesas y occidentales, y los actores bailan disco en trajes históricos”. Tseng dice que la calidad de la actuación no ha mejorado mucho desde entonces. “Hoy día, con la excepción de los grupos afamados como Hsin Ho Hsing y Ming Hwa Yuan, la mayoría de las óperas al aire libre sólo atraen a un público de entre veinte y treinta personas --y a veces hasta mucho menor”, dice él.
Entonces, ¿dónde está el renacimiento de las artes y la literatura taiwanesas tradicionales del que hablan los promotores del localismo taiwanés? o acaso, ¿la ópera taiwanesa no forma parte de este creciente interés en el pasado de la isla?

Ciertamente, la ópera taiwanesa tiene una historia gloriosa: Sus raíces se remontan a las representaciones de lotisao a finales del siglo XIX, que es una forma primitiva e improvisada (ver P.42-P.43), y sus años de gloria fueron entre las décadas de los veinte y los treinta, cuando casi se había eliminado la competencia de los otros estilos operísticos provinciales, incluyendo la ópera de Pekín. La ópera taiwanesa se volvió especialmente popular en el sur de China, particularmente en la Provincia de Fukien. En una época, Fukien contó con aproximadamente doscientos grupos de ópera, y los actores locales eran invitados con frecuencia a viajar a través del Estrecho de Taiwan para enseñar técnicas y destrezas de ópera.
A pesar de que generalmente estos grupos no tenían una sede permanente, actuaban sobre escenarios temporales, y sólo podían costearse trajes y maquillajes simples, eran muy populares. Las fotografías y pósters promocionales de los actores y actrices principales adornaban los cuadernos de los estudiantes, los calendarios de pared, las carteleras, e incluso los guardafangos de las motocicletas. Además, la ópera aparecía con frecuencia en las noticias: chismes de las estrellas, historias de aficionados apasionados que se fugaban con actores famosos, y las historias ocultas del libertinaje sexual en los grupos, un tema que se encuentra en las películas producidas localmente hasta en los años setenta.
Durante gran parte del período colonial japonés (1845-1945), la ópera taiwanesa fue tolerada, pero no fomentada. Sin embargo, esta política cambió después del comienzo de la Guerra Sino-japonesa en 1937. El gobierno militar japonés aceleró la implementación de su política de asimilación, lo que resultó en la eliminación de todos los vestigios de la cultura china, incluyendo sus componentes taiwaneses. Por ello, las presentaciones de ópera tradicional fueron prohibidas.
Sin embargo, esa política fue más fácil de declarar que de ejecutar, ya que los grupos se volvieron clandestinos. Como lo señala Lu Su-shang en su libro, La historia de la ópera taiwanesa, la prohibición de la ópera no provocó la pérdida de su público: “Como no podía presentarse de forma abierta, se hacía de manera furtiva”. Chiang Ching-liu lo confirma, recordando que él y otros actores usaban sus ropas de diario en el escenario, en lugar de los trajes tradicionales. “Teníamos que estar siempre alerta”, dice él. “Apenas había una señal de que venía la policía japonesa, nos apresurábamos a escondernos mientras que otros actores comenzaban a realizar otro tipo de función”.
Después del fin de la guerra con Japón en 1945, la ópera taiwanesa entró en otro período de popularidad y prosperidad. En tres años había recuperado gran parte de su vitalidad, y habían alrededor de trescientos grupos en toda la isla. A mediados de los años cincuenta, más de quinientos grupos presentaban espectáculos en forma regular. Aunque la mayoría de ellos actuaba en escenarios de cines, algunos continuaban haciéndolo al aire libre, generalmente patrocinados por los templos o los benefactores locales. Los grupos operísticos eran con frecuencia bastante numerosos, con treinta o sesenta miembros, y algunos viajaban a países del Sureste Asiático para presentarse ante el público chino residente en el extranjero. Entre éstos, el Grupo de Opera Taiwanesa Kung Yueh She, con ochenta miembros y fundado por Chen Cheng-san, fue quizás el más popular. Para mejorar la calidad de sus presentaciones, se dice que Chen pagaba hasta NT$40.000 [US$1.165] por libreto, una actitud única, ya que incluso hoy muchos grupos actúan sin libretos ni música detallados.
La ópera taiwanesa comenzó a aparecer en la pantalla de cine en 1956, cuando Chen Cheng-san produjo la primera película de ópera taiwanesa. Tuvo tanto éxito que multitudes de aficionados rompieron las ventanas de los teatros locales para poder entrar a ver la película. La venta de taquilla de un día alcanzaba más de NT$300.000 [US$8.736], una cifra nunca escuchada en ese entonces. Pero la fascinación por la ópera filmada no duró mucho. Pronto, las comedias de payasadas, las historias románticas, y las de acción, expulsaron a la ópera taiwanesa fuera del escenario cinematográfico. Surgió otra fuerte competencia constituida por los circos, los espectáculos de magia y variedades, los de los clubes nocturnos, y otras funciones en los cines y los restaurantes-teatros, que se popularizaron a finales de los años sesenta a medida que la economía de Taiwan prosperaba y la mayoría de la gente podía gastar más dinero en actividades de ocio.
El advenimiento de las transmisiones de la televisión local en 1962 trajo otros retos para la ópera: la competición provocó el descenso de la popularidad de la ópera en teatro y al aire libre, y de este modo tuvo que adaptarse a las nuevas condiciones de la época. En 1964, según un estimado oficial, apenas cien grupos aún actuaban en teatros. Más tarde, como significativo signo de los tiempos, el famoso grupo Kung Yueh She se dispersó en 1974. Para ese entonces, todos los teatros habían eliminado las óperas; los grupos de ópera sobrevivían a duras penas con las funciones al aire libre, generalmente en los templos durante los festivales religiosos.
¿C uáles han sido los atractivos de la ópera taiwanesa en el pasado y en el presente? Son muchos. A diferencia de una ópera de, por ejemplo, Verdi o Wagner --o incluso, hasta cierto punto, una ópera de Pekín-- la ópera taiwanesa no presenta barreras culturales para el público de la isla.
El idioma es también importante. El diálogo y las letras son en taiwanés coloquial, que desde hace mucho tiempo es la lingua franca preferida al chino mandarín con acento pekinés importado desde China continental, y usado en las escuelas y por el Gobierno desde finales de los años cuarenta. Aún hoy, muchos ancianos saben poco o nada de mandarín y se comunican casi exclusivamente en taiwanés (o japonés). La ópera taiwanesa es de fácil comprensión para estas personas, y también atrae a muchos jóvenes que consideran el taiwanés un lenguaje más práctico y expresivo que el mandarín, que es considerado formal, si no completamente pomposo.
Otros atractivos son los ya esperados. Nostalgia: el público que aprecia las óperas antiguas, recuerda a las presentaciones y a los actores que ha visto en el pasado. Entretenimiento: observar una ópera es una manera de echar a un lado las presiones inmediatas, y llevar a la familia a divertirse de forma económica, ya que la mayoría de las presentaciones al aire libre son gratuitas. Por último, escape: los ancianos en particular, tienen pocas alternativas en cuanto a las actividades de ocio, y la ópera taiwanesa es una buena manera para contrarrestar el aburrimiento.
Sin embargo, el origen popular de la ópera taiwanesa es lo que actualmente incita en gran medida el énfasis contemporáneo en su renacimiento. La isla tiene una historia única, y un mayor número de personas se preocupa por su preservación. “No podemos permitir que caiga en el olvido, porque la ópera taiwanesa registra los difíciles primeros días de nuestros antepasados y sirve como recordatorio a las generaciones más jóvenes de que hay que atesorar la prosperidad de hoy”, dice Li Chan-ping de la Comisión de Investigación Histórica, aludiendo a la colorida gama de expresiones, jergas y canciones tradicionales que son parte de muchas óperas. “Si se pierde este género de ópera, será muy difícil que nuestra progenie conozca y entienda el pasado de Taiwan”.
El profesor Tseng Yung-yi enfatiza el mismo punto. El dice que hace algunos años él escuchó a un profesor estadounidense diciendo que “la cultura de Taiwan no es más que la cultura estadounidense” --los teatros exhiben películas estadounidenses; los canales de televisión presentan programas y copian los modelos estadounidenses; los adultos quieren estudiar inglés; y a los niños les gusta ver dibujos animados de EE UU. “Ese comentario me acercó a las artes tradicionales de Taiwan”, dice Tseng. “Tenemos la responsabilidad de pasar este tesoro invalorable a las próximas generaciones, de no ser así perderemos nuestras raíces”.
El objetivo de preservar las formas artísticas locales recibió un impulso del Gobierno en 1982, cuando se aprobó la Ley de Preservación de la Herencia Cultural. En ese tiempo la ópera taiwanesa fue reconocida por la ley como un tesoro tradicional. Desde entonces, el Gobierno ha aumentado los fondos destinados a la ópera, incluyendo la histórica presentación en 1983 del grupo Ming Hwa Yuan en el Monumento Conmemorativo a Sun Yat-sen. Esta aparición en un teatro nacional dio a la ópera taiwanesa la sanción oficial por parte del Gobierno y pavimentó el camino para que otras agencias gubernamentales, incluyendo el Consejo de Asuntos Culturales (CCA, siglas en inglés), aumentaran los fondos destinados a los grupos de ópera y a los festivales artísticos.
La ópera taiwanesa es, a menudo, tema de seminarios académicos y proyectos de investigación. Su sobrevivencia también se debe al aumento de los centros culturales de la ciudad y del distrito, y de los clubes de ópera en las escuelas y principales universidades. Es importante resaltar que la ópera taiwanesa, que había sido excluida del currículo educativo, ha encontrado finalmente un lugar en diversos colegios y escuelas profesionales, incluyendo el Instituto Nacional de Artes.
En 1994, el primer departamento de ópera taiwanesa fue establecido en la Academia de Artes Dramáticas Fu Hsing, una institución originalmente creada para fomentar la ópera de Pekín. Ahora, hay cerca de cien alumnos de ópera taiwanesa en dicha escuela. “Ellos le darán un nuevo impulso a esta forma operística y serán el futuro de la ópera taiwanesa”, dice Yu Suh-huang, directora del departamento. Ella dice que todos los alumnos estudian la teoría, la voz, la actuación, la historia dramática y los libretos de la ópera taiwanesa. Los cursos de danza, artes marciales y acrobacias también son parte de su formación. “Después de completar nuestro curso de seis años, creo que contribuirán a cambiar la imagen vulgar que ha tenido la ópera taiwanesa”, dice Yu. Para ayudar a lograr esta meta, la escuela tiene planificado establecer un grupo nacional para darle a los estudiantes más oportunidades de quedarse en este campo después de su graduación.
“Una buena manera de preservar este arte tradicional es centrarse en la formación de más actores y actrices”, dice Ann Yang, directora de departamento en el CCA. Desde 1996, el Consejo ha comisionado al grupo de opera taiwanesa Hsin Chuan para llevar a cabo esta tarea, destinando un presupuesto trianual de NT$16 millones [US$465.930] para el proyecto. Hasta la fecha, quince actores nuevos y prometedores han recibido la ayuda.
La escasez de libretistas también ha llamado la atención. Después de décadas de haberse ignorado oficialmente el idioma taiwanés, y en algunas ocasiones activamente desalentado, es difícil encontrar escritores con sólidas habilidades. “Para que los taiwaneses se asimilaran a los chinos continentales que se trasladaron a la isla después de la guerra, la política gubernamental suprimió el uso del taiwanés”, dice el director y libretista Shih Wen-hu. Complicando el asunto, el taiwanés no tiene una escritura aceptada (los caracteres chinos pueden usarse, pero se pronuncian completamente diferente), y algunas palabras no tienen ningún equivalente escrito. Incluso hace dos décadas, habían dialectos taiwaneses regionales claramente distinguibles, diferencias que han desaparecido con la urbanización y el desarrollo de los medios de comunicación.
¿El resultado? Muchos jóvenes no pueden hablar bien el taiwanés, y la mayoría de la gente está poco familiarizada con el tipo de expresiones populares empleadas comúnmente en la ópera. Tseng Yung-yi, taiwanés nativo, admite que no puede hablar bien su lengua nativa. “Excepto algunos políticos, pocos taiwaneses podrían usar este idioma efectivamente en un discurso público”.
“Si no se tiene buen dominio del idioma, ¿cómo se puede escribir un buen libreto?”, pregunta Shih. “No queda mucha gente que pueda usar correcta y apropiadamente este idioma, y si la hay, son ancianos como yo”, se queja él. “Después de que muera mi generación, la belleza de este lenguaje podría perderse por siempre”. Ahora se toma en cuenta esta advertencia, enfatizándose la enseñanza del taiwanés en la Academia de Artes Dramáticas Fu Hsing, y la publicación de nuevos libros de texto. Además, la CCA ha encargado a una asociación privada la formación de más libretistas y directores de ópera.
Estos cambios suponen que la ópera taiwanesa no sólo sobrevivirá sino que también se convertirá en un arte vivo y floreciente. Gracias a los esfuerzos de muchos actores y otros amantes de las artes tradicionales, la ópera taiwanesa ya ha mostrado signos del renacimiento de su popularidad. Con frecuencia, los grupos Ming Hwa Yuan y Hsin Chuan llenan los teatros. “Mientras haya público, habrá futuro”, dice Tseng, “por eso, soy optimista sobre el futuro de la ópera taiwanesa”. Liao Chiung-chih, fundador del grupo Hsin Chuan, es igualmente optimista: “Creo que la popularidad de estos grupos presagia el renacimiento de la ópera taiwanesa con toda su gloria pasada”.


 

1 comentarios:

Anónimo dijo...

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